LA CUERDA CORTADA #LEYENDA #TIBET #Lecturajuvenil
Imagen de Sasin Tipchai en Pixabay
El primer rey tibetano que no regresó al cielo por una cuerda al final de su reinado fue Gri-gum, y la suya fue la primera tumba real. Enfurecido por la profecía de su curandero chamánico, según la cual moriría asesinado y decidido a demostrar lo contrario, retó en duelo a sus ministros y aceptó Lo-ngam, que cuidaba los caballos del rey.
Supersticioso, el monarca entró en combate rodeado por un rebaño de yaks con bolsas de hollín en el lomo y con un turbante oscuro, abrochado a la frente con un espejo, se colocó los cadáveres de un zorro y un perro en los hombros.
En cuanto empezó la batalla, los yaks rompieron las bolsas de hollín en los cuernos y el aire se cubrió de una densa nube de polvo negro. Agitando con fuerza la espada por encima de la cabeza, Gri-gum cortó la cuerda mágica que le unía con el cielo y no infligió heridas a su adversario.
Abandonado por sus dioses protectores, que se sintieron agraviados por los hediondos cadáveres que llevaba sobre los hombros Gri-gum fue asesinado por Lo-ngam que apuntó una flecha a lo único visible en aquella nube oscura: el espejo de la frente del rey.
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