Cuentos infantiles y juveniles "ENTRA Y LEEME"

Érase una vez un joven pescador que había perdido a sus padres, y se sentía tan solo, que decidió  pasar más tiempro en el mar. Una noche le sorprendió una violenta tempestad.  Luchó con el viento y las olas embrabecidas.  Por fin, a la mañana siguiente, echó el ancla cerca de un peñasco.  Allí descubrió un navío con las velas desgarradas, el casco roto y los mástiles partidos.  Movido por la curiosidad, subió por aquellas ruinas abandonadas y no encontró a ningún ser vivo, tan sólo algas y unas conchas rosas, negras y blancas.  Pero en el camarote más alejado halló un retrato en el que se veía a una joven con el cabello dorado y los ojos verdes como el mar.  Estuvo contemplando el cuadro con atención y recorrió el camarote lentamente, conmovido por aquella dulce mirada que lo seguía de un lado a otro... Finalmente decidió llevárselo y lo colgó a la entrada de su casa. Entonces su vida experimentó una transformación.  Cuando salía al mar, aquellos...

 Coyote, el perro de las praderas, vivía solo en la tierra de nuestros antepasados.  Iba de aquí para allá, olisqueándolo todo.  Por aquel entonces; el mar todavía no existía.  Y fue precisamente Coyote quien la creó. Un día sintió una gran sed y empezó a dar vueltas buscando agua, hasta que descubrió un grupo de plantas propias de tierras pantanosas. -Si estas plantas crecen aquí, seguro que también habrá agua -pensó Coyote. Y es que se acababa de formar el océano.  Al ver que el agua estaba invadiendo toda la tierra, Coyote se dirigió hacia una gran roca, la levantó y la colocó frente al mar que seguía creciendo. -¡Agua, detente aquí! -ordenó. Entonces el agua se calmó y se volvió plácida y tranquila. -De vez en cuando subirás y bajarás, y así se creará la marea alta y la marea baja y la gente podrá recoger alimento en la orilla -exclamó mirándola fijamente. Pero la gente todavía no existía puesto que Coyote estaba solo.  Entonces empezó a caminar por la ...

Hace muchos años vivía un matrimonio con el constante anhelo de tener un hijo; imploraban a Dios y consultaban a los magos, sin conseguir su deseo.  Vivían entristecidos, sin encontrar alicicnte en nada y miraban con envidia a todos los niños, con el pesar de que no fueran hijos suyos.  Llegaron a viejos sin lograr el sueño de su vida y sintiendo en mayor extremo su soledad. Un día de invierno, contemplando tras los cristales el paisaje nevadeo, se fijaron en unos niños que jugando con la nieve hacía figuras y casitas.  Obsesionados con la idea del hijo, se dijeron: - ¿Por que no hacemos una niña de nieve? Se echaron a la calle, y amontonando gran cantidad de nieve, fueron modelando con sus manos, con toda paciencia, la figura de una niña.  Quedó tan perfecta  que la contemplaban extasiados.  Apenas habían terminado de darle los últimos toques, cuando llenos de estupor, notaron que cobraba vida y que se movía.  ¡La niña de nieve tenía vida! Se la lleva...