Después de que Viracocha creara a las primeras personas, éstas tuvieron que valerse por sí mismas. Estos primeros seres humanos vivían como bestias en cuevas, iban desnudas o ataviadas con pieles animales, se apareaban de forma indiscriminada y carecían de religión y educación. Para sobrevivir se alimentaban de la caza, el pasto, raíces o bayas silvestres y, en tiempos de escasez, se veían forzados a comerse los unos a los otros.
Inti, dios del sol, observaba desde el cielo y se desesperaba al ver el pésimo estado en que se encontraba la humanidad. Decidió enviar a sus cuatro hijos y sus cuatro hijas, conocidos en su conjunto como los Ayars, para que se dirigieran al campo y civilizaran al pueblo. Los nombres de los hijos eran Ayar Manco Capac, Ayar Auca, Ayar Cachi y Ayar Uchu, y los de las hijas, Mama Ocllo, Mama Huaco, Mama Cura y Mama Raua.
Los Ayars accedieron al mundo a través de la ventana celestial situada en el monte Tambo Toco, próximo al lago Titicaca. Sin embargo, poco después de iniciar el viaje, Ayar Cachi empezó a molestar a los demás con su orgullo y su carácter destructivo. Sus hermanos lo engañaron para meterlo en una cueva y tapiaron la entrada con rocas para que no pudiera escapar. Después, Ayar Auca y Ayar Uchu contrariaron a los dioses con su desobediencia y fueron convertidos en piedra.
Inti había entregado al líder, Ayar Manco Capac, una vara de oro, y le dijo que la clavara en la tierra siempre que se detuvieran para descansar. Allí donde la vara desapareciera en el seno de la tierra sería el lugar donde, según las instrucciones que habían recibido, deberían asentarse. Probaron en diferentes lugares hasta que al fin la vara desapareció. Decidieron llamar al lugar Cuzco, nombre que significa literalmente "ombligo del mundo".
Cuzco pintura.
Siguiendo las estrictas instrucciones de Inti, Los Ayars que quedaban permanecieron en Cuzco para dar comienzo a su ministerio. Ninguna persona había visto nunca a nadie con el aspecto de Manco Capac y sus hermanas. Su belleza era indescriptible, llevaban capas refulgentes y grandes discos dorados en las orejas. Eran tan fantásticos que los lugareños querían emular a aquellos hijos del sol.
Habitante de Cuzco
Manco Capac, les enseñó a todos a plantar semillas, labrar la tierra, regar los campos y confeccionar y usar armas. Mama Ocllo y sus hermanas enseñaron a las mujeres a hilar y tejer algodón y lana, y también a cocinar y coser. A medida que las gentes aprendían nuevas técnicas y prosperaban, iban enseñando a otras. Así es como comenzó el imperio inca.
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