EL HOMBRE Y EL DRAGÓN #fabula #esopo #lecturajuvenil #agradecer #ingratitud

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Un dragón habitaba en un río, pero como menguaba el agua, quedó en seco entre las arenas. Pasaba por allí cerca un hombre con un borrico al que rogó el dragón que lo llevase a su madriguera, y él, le  pagaría con mucho oro y plata.

El hombre, movido por la codicia, tomó al dragón, lo ató sobre su borrico y lo condujo a la madriguera: llegando allí le desató, le dejó en libertad y le pidió el oro y la plata que le había prometido.  Entonces le dijo el dragón:
-¿Cómo por haberme atado me pides oro y plata en recompensa?
-¿No me rogaste que te atase? -replicó el hombre.
-No hablemos de eso -repuso el dragón- lo que hay es que voy a devorarte porque tengo hambre.
-Según eso -repuso el hombre- me quieres pagar mal por bien.

En esto acertó a pasar por allí una raposa, que había oído los gritos y les dijo:
-¿Qué cosa es esa por la que tanto reñís?
-Este hombre me ató muy fuertemente, poniéndome sobre un borrico, me trajo hasta aquí y ahora me pide no sé qué cosa. -dijo el dragón.
-Oídme señora raposa.  Este dragón andaba por un río, quedó en seco sobre un arenal y estaba a punto de perecer.  Pasando yo por allí, me pidió que lo atase sobre mi borrico y lo trajese aquí, prometiéndome por ello oro y plata, y ahora no quiere darme lo prometido, sino que me quiere matar. -repuso el hombre.
-Mal hiciste, -dijo la raposa al hombre- pero muéstrame ahora cómo estaba el dragón atado y después juzgaré.

Tomó el hombre al dragón, lo puso sobre el borrico y le ató.  Entonces preguntó la raposa al dragón:
-Dime ¿tan fuertemente te ató?
-Me ató cien veces más fuerte que ahora. -contestó el dragón.
-Átalo -dijo la raposa al hombre- lo más fuerte que puedas.

Haciéndolo el hombre así, preguntó la raposa al dragón si lo había atado antes tan fuertemente, y respondió que sí.
-Pues ahora, -dijo la raposa al hombre- haz un nudo y aprieta bien los lazos, y vuélvelo al lugar de donde lo tomaste y déjalo allí atado como está, y no te podrá comer.

Lo cual hizo el hombre, pagando así el dragón la pena de su perfidia.

Hay que agradecer cualquier beneficio que se reciba, únicamente los ingratos y perversos obran de otro modo