EL HACEDOR DE LLUVIA #leyenda #lecturajuvenil #australia #lluvia

Un día sobrevino una terrible sequía.  La lluvia dejó de caer.  La hierba se secó y desapareció de todos los rincones del mundo.  Los animales perecieron y la gente empezó a pasar hambre.  Entonces, los jóvenes de Noogahburrah se dirigieron a Wireenum, el hacedor de lluvia, y le dijeron:

-Si Wireenum tiene de verdad poderes para provocar la lluvia, ¿por qué no lo hace?  La tierra está seca.  La hierva ha desaparecido de todo el mundo.  Los canguros y los emúes han muerto.  Los patos y los cisnes se han marchado.  Pronto pereceremos.  Si Wireenum goza de verdad de ese poder, ¿por qué no lo usa?

El hacedor de lluvia se dio cuenta de que todas las miradas que se fijaban en él estaban llenas de furia.  Pero no dijo nada.  Entonces fue hacia un estanque, en el que metió una gran caña con la punta adornada de plumas de cacatúa.

El tercer día le dijo a los jóvenes:

-Cortad corteza y construid cabañas.  Después, buscad hormigueros y edificadlos en montículos de un pie de altura.  A continuación, juntad leña para hacer unas hogueras en lo alto.

Los jóvenes hicieron lo que les habían encargado.

Wireenum reunió a la tribu y la guió hacia el estanque.  Una vez allí, les ordenó que se metieran en el agua y jugaran hasta temblar de frío.  Él mismo se sumergió con los demás y dio varias vueltas alrededor de ellos, fingiendo que les quitaba una brizna de paja de la cabeza.  Cuando empezó a temblar de frío, Wireenum salió del agua y los demás lo imitaron.  Estaban agotados y se fueron a dormir a las cabañas que Wireenum les había ordenado que construyeran, pero los más mayores presentían que se acercaba un chaparrón y se quedaron despiertos para contemplarlo.

De hecho, unas nubes negras revoloteaban por el cielo.  El trueno resonó en la tierra y brillaron los relámpagos.  Todo el mundo estaba aterrorizado.

Finalmente, Wireenum salió fuera para hablarle a la tormenta y empezó a apronunciar unos hechizos en los que decía que evitara el campamento de su pueblo.  Entonces el trueno y los relámpagos se alejaron.  Una brisa ligera agitó los árboles y la lluvia comenzó a caer.  Llovió de forma torrencial...  Wireenum corrió hacia el estanque y quitó las cañas y piedras que había colocado.  Todo el país reverdeció y la tribu se salvó.  Los pobladores estaban tan contentos que decidieron levantar un  monumento conmemorativo para celebrar el fin de la sequía.

Pero Wireenum quería seguir probando sus poderes, así que ordenó a los jóvenes que invitaran al hacedor de lluvia de una tribu vecina.  Cuando llegó, Wireenum lo condujo, junto con los demás hacia Googoorewon, una llanura reseca.  Los dos hacedores de lluvia unieron sus poderes para llenar de agua la llanura y transformarla en un lago inmenso.  Todos los aldeanos se quedaron maravillados.  Pero Wireenum no estaba todavía satisfecho.

-¡Pescad en ese lago! -les ordenó.

Los jóvenes se echaron a reír.

-No hay  peces en el agua de lluvia -respondieron-.  Ese lago no se ha formado con el agua de los ríos,  ¡No atraparemos nada!

-Pescad en ese lago -insistió Wireenum. 

Para contentarle, los jóvenes obedecieron, pero sin tener mucha confianza en el resultado.  Cogieron carpas, truchas, lucios y gobios.

Al final, reconocieron los poderes de Wireenum, que se mostró satisfecho.

Entonces la tribu vivió días de prosperidad.