Cuentos infantiles y juveniles "ENTRA Y LEEME"

Imagen de  Redbud Patriot  en  Pixabay   Pierre era un niño que había perdido a sus padres y vivía con su tía, una mujer egoísta y avariciosa, que ni siquiera le compraba zapatos, nunca le demostraba cariño, y ni siquiera le felicitaba por su cumpleaños.  Pierre, tenía un corazón bondadoso y él mismo se tallaba unos zuecos de madera, para no andar descalzo.   Llegaba el 24 de diciembre y Pierre estaba muy nervioso, ya que sabía que esa noche vendría Papá Noel.  Estaba deseando llegar a su casa para dejar sus zuecos junto a la ventana, pero al salir de la Misa del Gallo, Pierre vio a un niño muy pobre que tiritaba de frío en un rincón de la acera.  No tenía zapatos y vestía de blanco.  A Pierre le dio tanta pena, que se quitó uno de sus zuecos y se lo dio al niño. Al día siguiente, Pierre se levantó muy temprano.  Había dormido poco durante la noche y se acercó a la chimenea.  Descubrió todos los regalos que deseaba recibir: abrigo, ropa nueva, zapatos, cuadernos para

  Imagen de  esudroff  en  Pixabay En Belén acaba de nacer el Niño Jesús.  Es de noche y hace mucho frío.  La Virgen María está a su lado, mientras San José ha salido fuera, a buscar algo de comida. Les calienta una pequeña hoguera, pera apenas queda lumbre y pronto se apagará.  Le pide al buey que le ayude a avivar las llamas.  Está el animal tan dormido que no se entera. Le pide a la mula que la ayude, pero está tan cansada que no le quedan fuerzas. Entonces le pide ayuda al gallo, pero el gallo estaba cantando y no oye nada. La Virgen María, está triste.  Tiene miedo de que su niño muera de frío.  Oye el trino de un pájaro.  El sonido viene de un pequeño nido que hay en una esquina del pesebre.  Del nido sale un pequeño pájaro volando hasta el fuego, aleteando con tanta fuerza, que el fuego empieza a avivarse, aunque no lo suficiente.  El pequeño pájaro, coje ramitas del nido y las echa al fuego, hasta que no queda ninguna.   Las llamas son tan

Imagen de  VASUKI BELAVADI  en  Pixabay   Cerca de Belén vivía un buey llamado Hermoso.  Era muy bueno, trabajador, por lo que su dueño se sentía orgulloso de él.  Lo cuidaba, le daba los mejores alimentos, le acariciaba y peinaba.  Sus vecinos también lo querían y era tan inteligente, que podía entender lo que hablaban las personas. Todo era felicidad para Hermoso, hasta que un día se enteró de que su amo debía dinero a otro granjero, y como le quería mucho, le dijo que apostase que él era capaz de arrastrar 100 carros cargados; si lo hacía el otro granjero tendría que perdonarle la deuda.   Al principio a su amo no le gustó la idea; pero tanto insistió el buey, que al final no tuvo más remedio que acceder y aceptar, pero cuando llegó el día, el amo de Hermoso, le gritaba y le llamaba holgazán y que tirara de los carros, pero Hermoso, en vez de hacerlo, se tumbó en el suelo.  El granjero perdió la apuesta.   Al regresar a su casa, el granjero preguntó al buey por qu

  Imagen de  Gerd Altmann  en  Pixabay     LA GOTA DE NAVIDAD Erase una vez, una gota de agua, muy vieja ya, que nunca había encontrado un lugar que le hubiera gustado, de los que había visitado en sus continuos viajes por el mar, el  aire, del aire a la tierra, y de la tierra otra vez al mar, para volver a empezar de nuevo, otra y otra vez. Las navidades se aproximaban, con su pasito corto de invierno y la gota de agua, se ponía triste, cada día más y no sabía porqué. Al final, la Navidad llegó y un día, al cielo, le dio por llover pues decía, que tenían que caer las gotas de lluvia, para que con el frío se convirtieran en nieve, así los niños podrían hacer los muñecos de nieve y tirarse bolas de nieve al jugar. Los niños ya tenían vacaciones y las gotas de agua, ya convertidas en nieve, los veían mientras caían.  A nuestra gota de agua le gusta cuando caía libre por el aire, mientras las cosas, que desde la nube las veía pequeñitas, cada vez eran más y

Imagen de  Marcos Silva  en  Pixabay     la Navidad se acerca.  Es la época de más trabajo para Santa Claus.  Le llegaban cartas de niños de todos los lugares del mundo, eran muchas pero el las lee todas.  Después, se ocupa de que estén preparados los regalos para que los niños los tengan el día de Navidad. Santa Claus tiene un libro muy muy grande, con una lista donde tiene los nombres de los niños que mejor se portan durante el año.  Larisa esta en la lista. Cuando Santa Claus recibió su carta, se sorprendió.  Larisa vive en una humilde casa en las montañas suizas, y no pide juguetes, solo pide que su hermano sea bueno, porque esta cansada de que se meta con todo el mundo y además rompa sus juguetes. Santa Claus medita, pues quiere dar a Larisa lo que le pide, pero también llevarle un regalo.  ¿Cómo puede resolver el dilema?  Pensando, pensando, recordó las cartas de niños suizos que le pedían que los librara de Krampus, un demonio que merodeaba por las mont

Imagen de  Pixaline  en  Pixabay   Hay una leyenda, que dice que, en la fría estepa rusa, vivía una anciana a la que le encantaba pintar matrioshkas, que son las muñecas de madera de diferentes tamaños con alegres colores que encajan una dentro de otra. La noche en que nació Jesús, la anciana que se llamaba Babushka, se despertó sobresaltada por una intensa luz.  Se asomó a la ventana, y vio una estrella muy grande que le dijo:   -¡Babushka! Sígueme que acaba de nacer el niño Dios.  Te indicaré el camino. Pero esa noche hacía muchísimo frío y a Babushka, le entró mucha pereza, porque además era muy mayor.   -No, ya iré estrella.  Hace mucho frío para salir ahora a la calle. Y Babushka se volvió a meter en la cama, en donde encontró el calor de las mantas. Al día siguiente, hizo mucho más frío todavía y esa noche, Babushka se despertó otra vez, sobresaltada.  Un ruido de fanfarria provocó un tremendo estruendo.  La anciana se asomó a la ventana, viendo un

EL PERRO DE SAN ROQUE El perro de San Roque no tiene rabo porque un ladroncillo se lo ha robado. El perro de San Roque no tiene cola porque se la ha comido la caracola El carro de mi tía no hay quien lo mueva porque ya no tiene ninguna rueda.