Cuentos infantiles y juveniles "ENTRA Y LEEME"

Erase una vez, una letra A, a la que no le gustaba estar metida en el mismo cuento siempre, y como era muy joven y no había visto nada más, pues quería marcharse. Estuvo cerca de dos días sin dormir, saltando de un cuento a otro, de estantería en estantería, buscando otras historias y personajes diferentes a los que había en su cuento. Tan bien se lo pasaba y tan rápido se fue de su cuento, que no pensó en sus compañeras las letras del cuento que no sabían nada, puesto que ella nada les había dicho.     Empezó a pensar en sus compañeras, en los personajes que habitaban en su cuento ¿Qué estarían haciendo?  ¿la recordarían?  ¿Qué pensarían de ella? Y piensa que te pensarás, llegó a la conclusión que, el que ella quisiera marcharse por un tiempo a ver otros cuentos, no era razón lo suficientemente grande como para que ella se marchara sin dar una explicación a nadie, y dejarles a todos preocupados, cuando se dieran cuenta de que no estaba. Al fin

CON SUS TRIPAS ARRUGADAS, SOPLIDOS DA DE DRAGÓN, Y OIRÁS PRESTO CÓMO GIME SI LE APRIETAS UN BOTÓN. ACORDEÓN ALTO, ALTO COMO IGLESIA, BAJO, BAJO COMO MESA; DULCE, DULCE COMO MIEL, Y AMARGO COMO LA HIEL. FUEGO CORTO SIN TIJERAS, COSO SIN AGUJA, ECHO EL TRANCO LARGO Y ANDO SIN VENTURA. EL BARCO CON DOS PATAS ENCORVADAS Y DOS AMPLIOS VENTANALES QUITAN SOL O DAN VISIÓN SEGÚN SEAN SUS CRISTALES. LAS GAFAS DOCE CABALLEROS NACIDOS DEL SOL, TODOS MUEREN ANTES DE LOS TREINTA Y DOS. MESES DEL AÑO ME LLEGAN LAS CARTAS Y NO SÉ LEER; Y AUNQUE ME LAS TRAGO, NO MANCHO EL PAPEL. BUZÓN ANTEAYER HUEVECITO, AYER CAPULLITO; MAÑANA VOLARÉ COMO UN PAJARITO. MARIPOSA EN VERDES RAMAS NACÍ, EN PEDRERA ME MATARON; EN UN POZO ME METÍ, DEL POZO ME SACARON Y A TODO EL MUNDO SERVÍ. ACEITE EL BURRO ME LLEVA A CUESTAS, MET

Se cuenta que una vez, estaba un pastor apacentando su rebaño, en soledad, cerca de Tacchelino un pastorcillo muy pobre, entretenía sus ocios tocando a la sombra fresca de una encina su rústica flauta de carrizos.  Sucedió que, entre el monótono arrullo de los sones que arrancaba a su zampoña, se insinuó en su oído el eco distante de una armoniosa voz de mujer, dulce como la de una sirena. Zampoña o flauta de bambú Preso de aquel canto, guardó el pastor su zampoña en el zurrón y se encaminó al lugar de donde le pareció que venía la misteriosa voz. Caminando, caminando, llegó por fin, delante de una puerta pequeñita, e intrigado de oír detrás de ella, la irresistible voz, entró dentro y miró en torno a él. ¡Qué maravilla lo que sus ojos contemplaban! Toda la estancia aparecía tapizada de oro y plata, engalanada de cintillos y gargantillas, broches, hebillas y sortijas, y en el centro de la pieza, un telar de oro, y sentada a él, una mujer tejiendo. Telar antiguo

                                                                  Una mañana, hace muchos inviernos, se acercó a dos cazadores  lakotas  una mujer bella y misteriosa, vestida de ante blanco y con un fardo a la espalda.  Uno de los hombres la deseó y al instante quedó reducido a huesos.  La mujer dijo: "Quiero hablar con tu jefe.  Ve a verle y dile que prepare un  tipi  grande." El cazador obedeció. Al entrar en el  tipi   la mujer entregó el fardo al jefe y dijo: "Soy la mujer Búfalo Blanco.  Esto es sagrado y ningún hombre impuro debe verlo.  Con ello enviaréis vuestras voces a  Wakan Tanka  en los inviernos venideros." Sacó del fardo una pipa y una piedrecita redonda y las puso en el suelo.  Después, sujetando la pipa con el cañón hacia el cielo, añadió: "Con esta pipa sagrada caminaréis sobre la tierra, pues la tierra es vuestra abuela y vuestra madre, y es sagrada.  La cazoleta de la pipa es de piedra roja y rep

Hércules luchando contra Gerión Según cuenta la leyenda, Hércules perseguía a Gerión porque éste había ultrajado a una hermana suya, y le fue siguiendo desde la costa gaditana hasta cerca del sitio donde luego se fundó La Coruña, yendo ambos en frágiles barquillas de mimbre forradas con pieles de buey.  Aunque eran hombres muy fuertes, el viaje resultó fatigoso.  Gerión, que llevaba a su enemigo bastante delantera, tomó tierra entre las rocas más altas y con su embarcación se improvisó una vivienda para esconderse y esperar allí a que el perseguidor perdiese la pista.   Ya se creía seguro, pues no divisaba la barca de Hércules en todo lo que alcanzaba ver desde aquel punto tan elevado, cuando se echó a dormir a pierna suelta, para descansar de su penoso viaje. Hércules Durante la noche de aquel mismo día llegó Hércules.  Toda la noche estuvo buscando a Gerión, y al amanecer, los primeros rayos del sol le mostraron la vivienda que Gerión creía escondida.  El hér

Dios supremo del pueblo Bantú.  Según cuenta el pueblo Kaonde, Leza intentó impedir que el mal entrase en el mundo.  En el principio, dio tres calabazas  a un pájaro meloso y le encomendó que se las llevase a los primeros humanos y que sólo les permitiese abrir dos.  Estas dos calabazas contenían semillas.  La tercera sólo debía abrirse cuando Leza se presentara en la tierra.  Entonces él mismo decidiría qué hacer con su contenido. De camino a la humanidad, el pájaro meloso sintió tanta curiosidad que abrió las tres calabazas.  Dos contenían las semillas prometidas y la tercera albergaba la muerte, la enfermedad y todo tipo de animales salvajes y reptiles peligrosos. Leza fue incapaz de recuperar el desagradable contenido de la calabaza y por primera vez los hombres tuvieron que construir refugios para protegerse. Leza enseñó a la humanidad la forma correcta de adorarlo y luego subió al cielo a través de una tela de araña.  Cuando los primeros humanos osaron s

Vivía un elefante real, con su manada y sus hembras. La manada se pasaba el día felizmente, paseando por las selvas, sin otra preocupación que la de comer y dormir, bañándose ocasionalmente en el lago natural que había en la base de los picos. Un día de extremado calor, en que los animales y los pájaros de la selva estaban en silencio para intentar soportarlo mejor, el elefante real y su manada iban por el bosque, cuando el jefe de la manada de elefantes tuvo un terrible ataque de sed. Todos le aconsejaron que no bebiese del agua del lago, ya que estaba sudando, pero el anciano monarca de las selvas no permitía que nadie le dijera lo que tenía que hacer. se dirigió hacia la laguna con paso majestuoso y se introdujo en ella, hasta que le llegó el agua a las rodillas. Todos los animales le miraban extrañados, temiendo verle desaparecer al instante. El rey elefante, no había hecho más que sumergirse en el agua cuando, alargando la trompa, ofreció agua a las mujeres y desp