EL LOBO Y EL PERRO #hambre #elegir #libertad #jeandelafontaine #lectura #infantil #fabula
Imagen de Thula nakk en Pixabay
Era un Lobo, y estaba tan flaco, que no tenía más que piel y huesos, tan vigilantes andaban los perros de ganado. Encontró a un Mastín, rollizo y lustroso, que se había extraviado. Acometerlo y destrozarlo, cosa es que hubiese hecho de buen grado el señor Lobo, pero había que emprender singular batalla, y el enemigo tenía trazas de defenderse bien.
El Lobo se le acerca con la mayor cortesía, entabla conversación con él, y le felicita por sus buenas carnes.
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"No estáis tan lucido como yo, porque no queréis, -contesta el Perro- dejad el bosque, los vuestros, que en él se guarecen, son unos desdichados, muertos siempre de hambre. ¡Ni un bocado seguro! ¡Todo a la aventura! ¡Siempre al atisbo de lo que caiga! Seguidme, y tendréis mejor vida."
Contestó el Lobo: "¿Y qué tendré que hacer?
"Casi nada -repuso el Perro- acometer a los pordioseros y a los que llevan bastón o garrote, acariciar a los de casa, y complacer al amo. Con tan poco como es esto, tendréis por gajes buena pitanza, las sobras de todas las comidas, huesos de pollos y pichones, y algunas caricias, por añadidura".
Camino haciendo, advirtió que el Perro tenía en el cuello una peladura.
"¿Qué es eso? -le preguntó"
"Nada"
"¡Cómo nada!"
"Poca cosa"
"Algo será"
"Será la señal del collar a que estoy atado."
"¿Atado? -exclamó el Lobo- ¿Por qué? ¿No vais y venís donde queréis?"
"No siempre, pero eso, ¿ qué importa?"
"¿Importa tanto, que renuncio a vuestra pitanza, y renunciaría a ese precio el mayor tesoro".
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Dijo y echó a correr. Aún está corriendo.
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