EL ZORRO Y LA CIGÜEÑA #jeandelafontaine #engaño #lectura #niños #fabula
Imagen de Satheesh Sankaran en Pixabay
El señor Zorro la echó un día de grande, y convidó a comer a su comadre la Cigüeña. Todos los manjares se reducían a un sopicaldo; era muy sobrio el anfitrión. El sopicaldo fue servido en un plato muy llano. La Cigüeña no pudo comer nada con su largo pico, y el señor Zorro sorbió y lamió perfectamente toda la escudilla
Para vengarse de aquella burla, la Cigüeña le convidó poco después.
"¡De buena gana! -le contestó- con los amigos no gasto ceremonias"
A la hora señalada, fue a casa de la Cigüeña: le hizo mil reverencias, y encontró la comida a punto. Tenía muy buen apetito y trascendía a gloria la vianda, que era un sabroso salpicón de exquisito aroma. Pero, ¿ cómo lo sirvieron?
Dentro de una redoma, de cuello largo y angosta embocadura. El pico de la Cigüeña pasaba muy bien por ella, pero no el hocico del señor Raposo. Tuvo que volver en ayunas a su casa, orejas gachas, apretando la cola y avergonzado, como si, con toda su astucia, le hubiese engañado una gallina.
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