Había una vez un chico que vivía con su abuela y su hermana. El chico era un gran cazador y siempre traía a casa muchos animales, que su abuela debía limpiar y preparar. Al final, la abuela empezó a hartarse de lo mucho que debía trabajar cada vez que el chico regresaba de cazar. Recurriendo a sus poderes mágicos, cogió las gafas de nieve del chico y las colocó encima de una fogata. Cuando el chico fue a ponérselas, empezó a perder la vista progresivamente. No tardo en ser incapaz de salir a cazar y tuvo que quedarse en el iglú.
Cuando llegó el invierno, la abuela, el hermano y la hermana empezaron a pasar hambre. Un día, un oso empezó a comerse las pieles que cubrían las ventanas. Las mujeres se asustaron, pero el hermano pidió el arco y las flechas a su hermana y le dijo que apuntase en su lugar. El chico disparó la flecha y mató al oso. Sin embargo, la abuela le mintió y le dijo que la flecha había pasado de largo, mientras que la hermana le susurró al oído que había logrado matar al oso. La abuela descuartizó al oso y compartió la carne con la hermana, pero sólo dio el caldo al chico.
Cuando llegó la primavera, el chico le pidió a su hermana que lo sacase fuera. Decidió tumbarse a descansar a la orilla de un lago mientras ella recogía leña. Los somormujos vieron al chico ciego junto al lago y uno de ellos se acercó a él y le dijo que se le subiera a la cabeza. Entonces, el somormujo se zambulló se zambulló varias veces en el lago, e inmediatamente el chico recuperó la vista. Cuando llegó la hermana, regresaron a casa.
Fauna boreal.
Al cabo de varios días, cuando habían acampado cerca del mar, vieron varias ballenas blancas cerca de la costa. El chico se dispuso a arponearlas y ató el extremo de la cuerda del arpón a su hermana para que lo ayudase a remolcar al animal. Disparó y mató a una pequeña beluga y la arrastraron tierra adentro. Entonces la abuela le pidió que le atase a ella el extremo de la cuerda del arpón, y el chico así lo hizo, pero aquella vez disparó a una ballena mucho más grande. Aquella beluga enorme sólo resultó herida y empezó a nadar mar adentro, arrastrando consigo a la abuela. El animal la sumergió bajo el agua y el pelo largo y blanco de la anciana se enredó hasta formar una espesa trenza. La ballena la arrastró hasta el fondo y la abuela se convirtió en el narval, que tiene un colmillo largo, blanco y retorcido en la parte superior de la boca.
Esta leyenda se basa en el mito que aparece en "Cuentos del norte", de Howard Norman, "El narrador esquimal" "Cuentos y tradiciones de los esquimales" de Hinrich Rink, e "Historias esquimales" de Povungnituk, Quebec, de Zebedee Nungak y Eugene Arima.
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