GUARDAFRIDA, LA MUJER GUERRERA #lecturajuvenil #guerrera #valiente#LEYENDA #IRÁN

Encargado de la custodia de la fortaleza estaba Hedjir, un hombre valeroso y leal.  Cuando vio a lo lejos a todos aquellos hombres en armas, salió, él solo, a su encuentro.  Sohrab se burló por su temeridad y Hedjir le devolvió la burla.  Sohrab lo invitó a batirse con él, aceptó Hedjir, y fue vencido como si de un niño se tratara.  Sohrab lo hizo encadenar y lo mandó a Human.


Se encontraba a la sazón en el castillo la bella Gurdafrida, la hija de Hedjir.  Era una joven guerrera, acostumbrada a combatir y a cabalgar como un hombre.  Cuando oyó los lamentos de la gente a su alrededor, porque su padre había sido vencido, sintió vergüenza.  Se vistió su cota de malla, escondió sus cabellos bajo el yelmo, montó a caballo y salió de la fortaleza desafiando a los soldados de Sohrab a batirse con ella en singular torneo.

"Acepto tu desafío", gritó Sohrab y avanzó hacia ella sobre su caballo.  Y sin perder un minuto, le arrojó la muchacha una granizada de flechas como saludo.  Se cubrió Sohrab la cabeza con su escudo y espoleó al caballo para intentar el combate cuerpo a cuerpo.  Viendo esto, y aprovechando que Sohrab tenía la vista tapada, le golpeó tan violentamente con su lanza que a punto estuvo de derribarlo de su silla.

Loco de furor, Sohrab se lanzó sobre ella, la agarró por la cintura y la tiró a tierra  Pero antes de que hubiera podido alzar la mano para golpearla, la mujer sacó su espada y le partió la lanza, acto seguido se lanzó sobre su caballo y lo montó de un salto.

Pero Gurdafrida estaba ya cansada y, sintiendo que la victoria había sido suya, salió disparada en dirección a la fortaleza.  Sohrab la siguió, lleno de cólera la alcanzó y le arrebató el yelmo de la cabeza.  Deseaba saber a toda costa cómo era el rostro de aquel caballero desconocido que había sido capaz de resistirle; y he aquí que la negra y luciente cabellera de la joven flotó al viento cubriendo sus espaldas.

Comprendió Sohrab que había sido una mujer quien había logrado vencerlo y se quedó asombrado.  Aun así, reaccionando, le lanzó el lazo para apresarla y entonces, Gurdafrida, llena de rabia le dijo:

"¡Oh, héroe!, ¿qúe provecho sacarás haciéndome prisionera?  De todas formas se reirán cuando sepan que una mujer te ha resistido.  Hagamos las paces.  El castillo será tuyo si me sigues."

Sus palabras y su belleza encantaron de tal forma a Sohrab que la siguió hasta las puertas del castillo. El portón se abrió a una orden de Gurdafrida.  Ella entró, pero en el momento en que él se disponía a seguirla, le cerraron las puertas en sus propias narices.

 Persépolis 

Mientras estaba allí furioso e indeciso, apareció la joven entre las almenas de la muralla:

"Te aconsejo -le dijo- que te vuelvas al sitio de donde has venido.  Pues si no eres capaz de mantener el tipo frente a una mujer, ¿qué será cuando llegue Rustem, el cual estará aquí bien pronto sabiendo que vulgares ladrones del Turán han entrado en nuestro país?"

La furia de Sohrab ya no tuvo límites al oír estas palabras, y se alejó jurando que se vengaría de aquella mujer.