EL CREADOR COMPASIVO
Tras quedar destruido el Cuarto Sol, fue responsabilidad de Quetzalcóalt crear una nueva raza de seres humanos. Acompañado por Xolotl, su hermano gemelo con cabeza de perro, Quetzalcóatl descendió en un viaje hasta Mictlan, el inframundo, y reunió los huesos de las personas que habían muerto ahogadas en el diluvio.
Esto no complació al Señor del inframundo, Mictlantecuhtli, quien quería quedarse con esos huesos, y envió repugnantes codornices para que persiguieran a Quetzalcóatl y Xolotl. Cuando Quetzalcóaltl soltó los huesos, que se rompieron en mil pedazos, se quedó descorazonado. Pero la vieja diosa de la serpiente, Cihuacoatl, acudió en su ayuda. Reunió los huesos rotos y los molió en un cuenco de jade. Quetzalcóatl mezcló su sangre con los huesos molidos para crear los primeros seres humanos del Quinto Sol.
La población humana acabó creciendo tanto que los suministros de comida menguaron. Quetzalcóatl tenía que dar con un plan astuto para alimentarla. Un día, vio casualmente a una hormiga que cargaba con un grano de maíz.
Xolotl.
Nunca hasta entonces había visto Quetzalcóatl el maíz, y cuando lo probó, cayó en la cuenta de que sería el alimento perfecto para su pueblo. Pronto descubrió un buen montón de granos de maíz debajo de una piedra, de modo que se transformó en hormiga y transportó gran cantidad de granos -suficientes para llenar un saco- que sembraría para convertirlos en la primera plantación de maíz.
DESCENSO Y ASCENSIÓN
Teniendo en cuenta sus numerosos logros y contribuciones, Quetzalcóatl se había tornado la deidad azteca más popular. Su hermano Tezcatlipoca estaba extremadamente celoso de él y conspiró con Tlazolteotl, la perversa diosa de la lujuria y la embriaguez, para deshacerse de él. Ella preparó un brebaje especial para Quetzalcóatl y su hermana y emborrachó a ambos, tanto que acabaron durmiendo juntos.
Tezcatlipoca y Tlazolteotl contaron a todos los demás dioses lo que había ocurrido. Quetzalcóatl se sintió tan abochornado por lo que había hecho que zarpó rumbo al este en una balsa hecha de serpientes, prometiendo regresar algún día junto a su pueblo. Finalmente, los otros dioses descubrieron que Quetzalcóatl había sido víctima de una artimaña, pero era demasiado tarde; el dios ya había partido.
Se profetizó que Quetzalcóatl regresaría en el año Ce-Acatl, o 1519 del calendario cristiano, que coincidió con la llegada de Hernán Cortés, con su imponente presencia, a México, concidencia que propició la facilidad de su conquista.
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