AFRODITA #bromapesada #leyenda #grecia #lecturajuvenil
Cuando supo del nacimiento de Afrodita y oyó hablar de su encantadora belleza, a Hefesto se le ocurrió una idea y comenzó a trabajar en ella. Creó un precioso trono de oro, incrustado de piedras preciosas -diamantes, rubíes, zafiros, esmeraldas, topacios, amatistas...- y subió al Olimpo para regalárselo a su madre, Hera.
Su madre le dio las gracias satisfecha, y se sentó en el trono con aire majestuoso, pero al hacerlo, se sintió sujeta por un misterioso mecanismo; le era imposible levantarse y empezó a gritar.
Todos los dioses acudieron a intentar soltarla pero fue inútil; por más esfuerzos que hacían, continuaba fuertemente sujeta, desesperada y exasperada.
Zeus y Hera
Zeus llamó entonces a Hefesto
-¿Qué clase de broma le has gastado a tu madre? ¡Déjala libre ahora mismo!
-Con mucho gusto -respondió Hefesto-. Pero vamos a razonar primero un momento; ¿Acaso tengo yo la culpa de ser tan feo? Entonces, ¿por qué he de residir en la tierra mientras todos los demás dioses viven en el Olimpo? ¡Es una injusticia! Esa es la razón de que haya inventado este trono mágico, y no liberaré a mi madre si no es con una condición, quiero ser admitido en el Olimpo y casarme con Afrodita.
No hubo manera de disuadirle y finalmente Zeus debió acceder a sus deseos. Sólo entonces Hefesto liberó a su madre. Desde aquel día vivió en el Olimpo con su bellísima esposa, para quien había construido un maravilloso palacio de muros de bronce, oro y piedras preciosas. Cada mueble y objeto era una perfecta obra de arte.
Pero mientras en el Olimpo todo era alegría y felicidad, en la tierra sucedía lo contrario. Los hombres eran cada vez peores y Zeus, indignado, decidió castigar de un modo terrible su maldad.
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