LAS ARAÑAS DE NAVIDAD #Leyenda #Navidad #Alemania #Niños #adornonavidad #araña

Imagen de Chris Spencer-Payne en Pixabay

 

La Navidad ha llegado a un pueblo de Alemania, donde sus habitantes se encuentran preparando sus hogares para recibirla. Todos se disponen a limpiar y decorar sus casas.  En una de esas casas, en las que están preparándose para la Navidad, sus habitantes van a llevarse una sorpresa.

 

En una esquina del comedor, ocultas hasta ahora, tras el aparador de madera con tiradores de bronce, habitan un grupo de arañas.  A pesar de tener un aspecto repulsivo, con sus largas patas y su delgado cuerpo, son inofensivas.  Llevan un tiempo tejiendo sus telarañas, intactas, hasta ahora, ya que la dueña de la casa está limpiando por todos los recónditos escondites que su casa pueda tener.

Las arañas, al verla acercarse bayetas en mano, han salido corriendo de su escondite, y han subido a ocultarse en una viga del techo, con la esperanza de no ser encontradas.

La Nochebuena ha llegado, como todos los 24 de Diciembre, y las arañas tienen una vista especial de todo lo que pasa en el salón de la casa.  La familia reunida, montando el árbol de Navidad, llenándolo de adornos, lazos y muñecos de madera.  Llegó la cena y después, todos estuvieron cantando villancicos hasta bien entrada la noche en que fueron a dormir.

Las arañas, en cuanto se dieron cuenta de que la gente estaba durmiendo, bajaron con sigilo de su escondite, y se dedicaron a recorrer el árbol lleno de adornos.  Subieron, bajaron, entraron y salieron, una y mil veces, esparciendo hilos de seda por todos los sitios, hasta que el árbol quedó cubierto por una enorme telaraña.

Entre tanto, llegó Santa Claus, (al que no vieron) cargado de regalos para los niños.  Santa Claus si que las vio, mientras ellas cubrían con su enorme telaraña todo el árbol. Solo sonrió al verlas y siguió con su ocupación que el tiempo pasa rápido y el lo tiene muy escaso.  Antes de irse les preguntó si querían quedarse siempre en el árbol.  ¿Qué contestaron las arañas?  Pues que sí.  Estaban encantadas con la idea.  

Santa Claus hizo magia.  Tocó el árbol y las arañas se convirtieron en adornos navideños, preciosos, dorados, y las telarañas en brillantes guirnaldas e  hilos de plata, embelleciendo el árbol, todavía más.

Tanto gustó a la gente que vio la nueva decoración del árbol, que desde entonces, es tradición en Alemania, decorar los árboles navideños con largas cintas y con algún adorno en forma de araña.