WILFREDO , EL PINGÜINO ENFADADO #niños #cuento #navidad #arrepentimiento #perdón #infancia
Wilfredo es un pingüino que está enfadado. Las
Navidades pasadas, a Wilfredo no le trajo ningún juguete Papa Noel. El
pingüino no entiende por qué sucedió esto, con lo bien que se lo había pasado
todo el año, vienen las Navidades y tienen regalos todos, menos él.
Desde entonces, está pensando y pensando como puede
vengarse de Papa Noel. Algo tiene que hacer para que este año no vuelva
ha suceder lo mismo. Cree que ha encontrado la solución a su problema y
tiene que darse prisa, porque vuelven las Navidades otra vez, ya están muy
cerca y no quiere que falle su plan.
El pingüino Wilfredo, ha fabricado un secador, como ese con
el que os secan el pelo los papas después de bañaros si, pero enorme,
grandísimo, gigante, tanto que ha tenido que fabricar también un trineo,
también enorme claro, para poder arrastrarlo por la nieve y llevarlo hasta
donde el quiere, a la casa de Papa Noel.
Ha puesto unos perros para que arrastren el trineo y con su
secador de pelo gigante, ha llegado hasta la casa de Papa Noel. Ahora van
despacito porque no quiere ser descubierto por nadie.
Silvika,
es la jefa del equipo de los elfos que vigilan el bosque. Su cometido es,
vigilar de que nada ni nadie, haga daño ni a los árboles, ni a los animalitos
que viven en el bosque que rodea la casa de Papa Noel y de los elfos, que viven
y trabajan, para que los niños buenos, tengan su regalo de Navidad.
Es una excelente rastreadora, conoce a la perfección el
bosque y a sus habitantes y además, es experta en defensa personal. Ella
está siempre alerta, tanto que hasta el momento no hay ningún elfo, que conozca
mejor que ella, al bosque y todo lo que en él sucede.
Mira por donde hoy le toca a Silvika estar de
guardia. Veremos que va a suceder.
El pingüino Wilfredo, se acerca lentamente con su enorme trineo por el bosque, va en silencio, despacito, procurando no ser descubierto por nadie, hasta que consiga lo que se ha propuesto.
Silvika no oye, ni ve, nada extraño, pero su intuición le
dice, que debe estar alerta.
Wilfredo se ha acercado ya, lo suficiente. Le pone a
su secador gigante, las pilas, también gigantes claro, que necesita para
ponerlo a secar, no las barbas de Papa Noel ni el pelo de nadie no, lo que
Wilfredo ha tramado es, derretir la nieve del Polo Norte, creyendo que así,
todos pensarán que no ha llegado la Navidad y entonces, Papa Noel no
saldrá en su trineo a repartir juguetes por el mundo, a todos menos a él.
Y ahí está, manos a la obra, seca que te secaras, con su
secador de pelo gigante, sudando la gota gorda, por el calor que sale de tamaño
aparato. Va derritiendo la nieve poco a poco, escondido en el bosque,
cerquita de la casa de Papa Noel.
Silvika oye un extraño zumbido, que no consigue saber que
es. No hay en el bosque insectos que emitan semejante zumbido, que aunque
lo oye lejano, es más intenso que los que, habitualmente escucha en el
bosque. Se enciende en ella la alarma del peligro y como es muy valiente,
va a investigar.
Poco a poco, se va acercando al lugar de donde viene ese zumbido extraño. Escondida entre los matorrales, de pronto, descubre lo que sucede. Allí está. Es un pingüino, con un trineo muy grande, con unos perros cerca que seguro le han ayudado a arrastrar el trineo, que ¡oh, cielos! tiene entre sus mano, con mucho esfuerzo, un secador de pelo gigante y ¡está derritiendo la nieve!
Va corriendo,
todo lo deprisa que puede. Tiene que llegar lo antes posible, ante Papa
Noel. Tiene que saber lo que ocurre.
-¡ Papa
Noel! ¡Papa Noel!
-¿Qué sucede,
Silvika? Respira tranquila y dime que te pasa, que vienes tan alterada y
sin respiración.
-En el
bosque, cerca de aquí, he descubierto a un pingüino, con un secador de pelo,
enorme, que está derritiendo la nieve del Polo Norte.
-¡Eso no se puede consentir!. Dañará gravemente al
ecosistema mundial. ¡Qué acción tan estúpida! Rápido, reúne a todos
tus compañeros y traerlo aquí.
Y eso mismo hizo la elfo Silvika. Fue con todos sus
compañeros, lo rodearon para que no pudiera escaparse, lo apresaron y lo
llevaron ante Papa Noel.
-¿Quién eres tú, que vienes a escondidas y con malas
intenciones a mi casa?
-El pingüino Wilfredo – más enfadado que asustado, ante la
presencia de Papa Noel. Por fin lo tenía delante de él, para poder
decirle cuatro cosas.
-¿Qué pretendías y por qué?
-Derretir la nieve de todo el Polo Norte, para que no te
enteraras de que venía, otra vez la Navidad y le llevaras regalos a
todos menos a mí.
-Ja j aja j aja…..-reía con ganas Papa Noel, pero de pronto,
se calló y le dijo- Lo que estabas haciendo es una locura, de consecuencias
terribles para la Naturaleza. Tu acción además de muy peligrosa
y malísima, es inútil. ¿Cómo puedes creer que por derretir la nieve, no
íbamos a saber que la Navidad está cerca? Lo sabemos muy bien,
como también se, por qué no te deje regalos la Navidad pasada y
entérate bien, no te mereces tener tampoco, regalos está Navidad.
El pingüino
Wilfredo quedó triste y pensativo, por las cosas que le había dicho Papa
Noel. El no se había parado a pensar en las consecuencias que podían
tener sus acciones. Solo pensaba en vengarse de Papa Noel, en nada más.
Papa Noel estaba realmente enfadado. Nadie, nunca, lo
había visto así. Se llevaron al pingüino Wilfredo a una habitación, que
tenían reservada para las visitas, le dieron ropa de trabajo y una lista con
horarios y tareas que tendría que realizar, de momento, hasta la Navidad.
Sus papás fueron avisados por un elfo, enviado expresamente
por Papa Noel, para decirles todo lo que había sucedido. Ellos habías
estado terriblemente angustiados por su hijo y después de saber lo que había
sucedido, muy tristes por lo que había intentado hacer. Como de todas maneras,
ellos también sabían que merecía un castigo, dieron su aprobación a que lo
cumpliera como Papa Noel había decido, con la esperanza de que aprendiera la
lección.
Nervioso empezó su primer día. Como había demostrado
con la construcción del gigante secador de pelo, que se le daba bien la
electricidad, lo pusieron a hacer toda clase de coches, camiones, trenes y
demás juguetes por el estilo.
Realmente lo
hacía bien y además le gustaba. Al principio procuraba que no se le
notara, para que no lo cambiaran de trabajo, pero sus compañeros elfos, e
incluso Papa Noel, le miraban sonrientes y se dio cuenta, de que a ellos les
gustaba que él estuviera bien. Así lo que había comenzado como un
castigo, se fue convirtiendo poco a poco en una satisfacción.
Si, tenía
satisfacción por el trabajo bien hecho, porque su esfuerzo iba a hacer feliz a
otra persona, que era buena y se merecía un ratito de felicidad.
Poco a poco,
dejó de estar cabreado, pero un día, cuando ya habían acabado de fabricar los
juguetes, le dieron otra tarea.
Ahora tenía que revisar listas de niños, con sus buenas y
malas acciones. Algunos recibirían su premio por buenos, pero otros no
recibirían nada porque no se habían portado bien.
En esas listas, de pronto, se encontró con su nombre.
Allí estaba todo sobre él. Cuando no había echo caso a sus papás, a los
profesores, cuando se había portado mal con sus amiguitos… incluso estaba
allí escrito, su intento de destruir la Navidad.
Se puso muy triste. Se había dado cuenta que él, no
tenía motivos, no los había tenido nunca para estar cabreado. Quienes le
rodeaban sí, con él. Y lloró y lloró tanto, que avisaron a Papa Noel de
lo que le sucedía.
Papa Noel
acudió enseguida a su lado, lo sentó en sus rodillas y le dijo:
-No llores
más Wilfredo. Lo que has leído es ya pasado y no lo puedes cambiar.
Tus lágrimas demuestran que te has dado cuenta de tus errores y que no te gusta
lo que hiciste, eso es bueno. Tú, has cambiado y espero que nunca olvides
lo que hiciste, para que no vuelvas a repetirlo.
Tu castigo ha
finalizado. Puedes volver a tu casa. Coge tu trineo y a tus perros
y no olvides nunca lo que hacemos aquí.
El pingüino
Wilfredo, ató los perros al trineo, se despidió de todos con mucho cariño, pues
se habían convertido en sus amigos y volvió a su casa.
Hoy el sol ha salido tímidamente, como si no quisiera hacer
sombra a la Navidad que ha llegado.
Al pingüino Wilfredo, le han
despertado sus papás y le han dicho que tenía una sorpresa. El ha ido
corriendo y se ha encontrado con un paquete que contiene un “pequeño secador de
pelo”, el juguete que llevaba tanto tiempo esperando y una carta en la que
todos sus amigos elfos le dicen que le quieren, que sea siempre bueno y que
puede ir a verlos cuando quiera.
FELIZ NAVIDAD A TOD@S
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