LA PRINCESITA, LA FLOR Y EL CORCEL #cuentosinfantiles #Infancia #amistad
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Había una vez, una
princesita, que vivía en un bonito castillo, con un gran jardín lleno de flores
y una fuente que parecía cantar, cuando el agua salpicaba en el fondo.
También tenía un cuarto muy
bonito, con muchas cosas con que distraerse y personas que estaban, siempre
dispuestas a complacer sus deseos.
Lo tenía todo
¿no? Pues no. No tenía amigos con quien jugar, por eso, a
pesar de las demás cosas bonitas que pudiera tener, estaba triste.
Asomaba su linda cabecita
por la ventana, miraba las tempranas luces de la mañana y preguntaba
¿conoceré hoy, a alguna alma amiga? Por la tarde se volvía a asomar
a la misma ventana y volvía a preguntar ¿por qué no?
Pasaban los días, pero nadie
contestaba y ella, perdía el rosado de sus mejillas y el fulgor de sus
ojos. Todo se lo llevaba la tristeza.
Una tarde, paseando por el
jardín, oyó una vocecita…
La princesita, hizo lo
que la Flor le indicó. Estaba muy contenta. Por
fin, tenía una amiga con quien hablar.
-Me cuidas muy bien
princesita, pero no estás del todo contenta. Como eres buena y me
cuidas muy bien, te puedo conceder un deseo.
-¿Un deseo? -se
le iluminaron los ojos a la princesa.
-Si ¿Qué
deseas? ¿Joyas? ¿Juguetes? ¿Vestidos nuevos?
-No. Lo que yo quiero
es amigos. Contigo solo puedo hablar aquí, está muy bien, antes no
tenía con quien hacerlo pero… quiero un corcel para correr por el prado y
contigo no puedo hacerlo… -le pidió con temor, pues no quería que su
nueva amiga pensara que no la quería.
-Bien, lo intentaré.
A la mañana siguiente y
después de hacer sus tareas, princesita fue a pasear por el jardín, como todos
los días, sola. Aquél día fue diferente.
Al lado de un seto cuajado
de flores le vio. Era el corcel más hermoso que pudiera imaginar, se
acercó a ella y le invitó a que lo montara.
¡Cómo galopaba por los
jardines de palacio! Llegaron hasta el bosque, hacía las nubes, parecía volar.
Al llegar la noche, fue a
regar a su amiga Flor. Le contó lo que le había sucedido y le dio las
gracias. Ya nunca más estaría sola. Tenía su corcel para
galopar en busca de aventuras y su Flor mágica, para conversar.
Este cuento ha sido creado y registrado por mi, su autora, M.ª Pilar Rubio Martínez
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