EL DIENTE EXTRAVIADO #cuentosinfantiles #niños
Imagen de Mudassar Iqbal en Pixabay
A
Marta se le había caído otro diente y estaba muy disgustada, ya no
por el diente que no estaba con el resto de sus compañeros para
morder chuches, no es que no le importara, que también, pero no era
el primero que se caía de su sitio y sabía que ya no tenía remedio
pero ¡lo había perdido!
Aquella
noche, no tendría su diente para dejarlo debajo de su almohada y
claro, a la mañana siguiente, no encontraría la moneda.
Aquella
noche, Marta tardó en dormirse. Había buscado su diente por
todas partes sin encontrarlo.
Al
fin, se rindió y se durmió. Al día siguiente había que ir
al cole y tenía que descansar, si no, encima de no encontrar el
diente, no se iba a enterar de nada.
Todos
dormían en la casa. Por un sitio secreto que solo él sabia,
el ratoncito Pérez entró en la casa con sigilo.
El,
ya sabía lo que le había sucedido a Marta. Entró en su
cuarto decidido a encontrar el diente perdido.
Buscó
y buscó por todos los rincones. Como él es pequeño, se mete
en todos los huecos y puede verlo todo, porque además, es muy listo
y hace muy bien su trabajo.
¡Allí
estaba! Al fin lo encontró. Había ido a parar debajo
del radiador, escondidito en un rincón, como si no quisieran que lo
encontraran, pero no lo consiguió.
Cogió
el ratoncito Pérez el diente travieso y lo metió en su saquito,
donde guarda los dientes que recoge durante la noche, para después
ponerlos en unos frasquitos donde pone el nombre del niño al que se
le han caído. De su monedero sacó 1 euro, redondo y brillante
y lo colocó debajo de la almohada. Se fue a seguir con su
trabajo. Tenía que ir a más casas, a cambiar dientes por
monedas, antes de que amaneciera pues no quería ser descubierto por
nadie.
Sonó
el despertador y Marta se levantó para ir a la escuela. No
estaba segura pero… miró debajo de su almohada y… ¡estaba
la moneda! ¡seguro que el ratoncito Pérez había encontrado
su diente perdido!
Fue
corriendo a la cocina. Allí estaba su mamá preparándole el
desayuno y le enseñó la moneda. Por fin, todo se había
arreglado.
Este cuento ha sido creado y registrado por mi, su autora, M.ª Pilar Rubio Martínez
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