EL HERRERO DE CALCENA #cuentospopulares #cuentoaragones #lecturajuvenil #navidad
Como los sicarios del tirano les iban a los alcances, para hacerles perder la pista determinó San José que a la borrica, cabalgadura de la Sagrada Familia, le pusiese al revés las herraduras el herrero de Calcena.
-Sólo pagándome con anticipación cambiaré las herraduras -le dijo a San José.
-Es el caso que hemos salido precipitadamente de Belén, y nos hemos olvidado los denarios para el camino -repuso San José.
-Gratis, no me incomodo por nadie -replicó el panzudo egoísta.
-¿Y si consiguiera de Dios, que todo lo puede, os concediese una gracia en pago de vuestro trabajo?
-Una no, cuatro, a gracia por herradura -contestó el herrero.
-¿Cuales queréis?
-Que si alguno sube a esa higuera -dijo el herrero, señalando la que había junto a la puerta-, no baje hasta que yo se lo mande; que quien se siente en el banco de la herrería se peque a él cuanto tiempo me acomode; que el que beba vino de esta bota, no pueda variar de posición si mi permiso, y si hubiera un atrevido que meta la mano en el agujero que se halla al lado del yunque, no la saque mientras yo no lo disponga.
-Corriendo, y a herrar -añadió el Santo Patriarca.
-¿Y si consiguiera de Dios, que todo lo puede, os concediese una gracia en pago de vuestro trabajo?
-Una no, cuatro, a gracia por herradura -contestó el herrero.
-¿Cuales queréis?
-Que si alguno sube a esa higuera -dijo el herrero, señalando la que había junto a la puerta-, no baje hasta que yo se lo mande; que quien se siente en el banco de la herrería se peque a él cuanto tiempo me acomode; que el que beba vino de esta bota, no pueda variar de posición si mi permiso, y si hubiera un atrevido que meta la mano en el agujero que se halla al lado del yunque, no la saque mientras yo no lo disponga.
-Corriendo, y a herrar -añadió el Santo Patriarca.
Tan malo era el herrero de Calcena, que antes de morir ya recibieron en el infierno orden de prenderle. El director del establecimiento penal, comisionó para ejecutarlo a un diablo muy listo, que de un vuelo se trasladó a la herrería.
-Por ti vengo -dijo Satanás- es inútil que trates de escaparte.
-Bueno -repuso el herrero- hazme un favor, me despido de mi mujer, que es una celtíbera que me quiere tanto como la gente de esta tierra a la denominación extranjera, y se alegraría me llevara el mismo Satanás, chúpate unas cuantas brevas; son riquísimas..
-Vete.
El enemigo malo se hundió por la grieta de una peña en los profundos infiernos. El demonio burlado, dio parte oficial del mal resultado de su expedición, y le reprendieron agriamente. Enviaron uno tras otro a los dos diablos de más acreditada bizarría en la milicia infernal, deseosos de cumplir misión tan importante. Al que se sentó en el banco para descansar un rato, no pudo moverse, y le pegaron una tremenda paliza.
Su compañero, como venía del infierno, que es tierra caliente, tenía sed; empino la bota , quedó con los brazos en alto, la cara hacia arriba, y más sufrió de tener que mirar al cielo, cuya morada a los demonios les causa horror, que por los tizonazos que los muchachos del pueblo le dieron con palos encendidos en la fragua. A los dos atormentaron hasta que el herrero quiso.
-Se ha malogrado la expedición por la ineptitud de tan malos oficiales. Voy a Calcena, y vuelvo más ligero que el pensamiento.
A pesar de su pata coja, de un tranco (salto) se puso junto al herrero.
-Vamos - le dijo a éste amenazándole con una muleta.
-Espera, voy por las alforjas.
-Para este viaje no las necesitas.
-Es que las llenaría con el dinero que tengo dentro del hoyo que hay junto al yunque.
-Mira, moncaíno -dijo el pata-coja al artesano- juro por mi rabo que, si me sueltas, no me acordaré de ti ni te admitiré en mis reinos.
-Vete -dijo el herrero, lleno de satisfacción, acariciándose la panza.
Aunque mala hierba nunca muere, al herrero de Calcena se le acabó la vida. Se dirigió al cielo, San Pedro, al abrir un poco las puertas, las cerró en seguida, y exclamó:
-¡Uh! ¡Huele a egoísta! ¡Fuera, fuera!
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