LA ARAÑA MALVADA #union #cuentosinfantiles #niños
LA
ARAÑA MALVADA
En
este bosque, entre los pinos crece el acebo, el helecho, el
brezo y el chordón. La culebra se
arrastra entre los matorrales. Hay pequeñas aves que se
alimentan de insectos, entre los pinos, mientras
el águila calzada sobre
vuela el bosque en busca de aves más pequeñas.
Los
pequeños insectos van de un lado para otro, llevando polen en sus
patitas, extendiendo por todo el bosque las semillas necesarias para
que las plantas sigan propagándose sin parar.
Oculta
entre las ramas de un pino, estaba la araña,
teje que tejerá su tela, su trampa para cazar insectos y pequeños
animalitos con que alimentarse. Pero esta araña tenia
un apetito voraz, pues cazaba tantos insectos que no se los podía
comer todos, pero a ella le daba igual, seguía atrayéndolos a su
red fatal, las envolvía con su tela y les atormentaba con sus
historias.
Les
contaba historias falsas. Que fulanito hablaba mal de menganito, que
zutanito había hecho algo atroz que luego era mentira, que como a su
lado no estarían de bien en ningún otro sitio, pues ella los ataba
para que nadie pudiera llevárselos y hacerles daño, que como ella
los protegía nadie iba a hacerlo… Todo eran mentiras.
La araña no
era buena y lo sabía, por eso les mentía. Si la araña se
mostraba a los demás tal y como era ella, nadie iba a quererla y se
irían de su lado, por eso los ataba.
El
resto de los animales del bosque, al principio, no se dieron cuenta
de lo que sucedía, pero, poco a poco, las flores dejaron de
florecer, no crecían plantas nuevas, los pájaros, no encontraban
alimento… y empezaron a buscar la causa.
Estaban
todos los animales del bosque reunidos, buscando la solución al
enigma, cuando llegó la culebra,
reptando, silenciosa, tanto, que no la había visto ni oído nadie.
Al
escuchar a los habitantes del bosque, decidió intervenir y les
contó, como había visto a la araña,
escondida entre las ramas de un pino, en su tela, con los insectos
que tenía prisioneros y las historias que les contaba.
La culebra al
principio, como el resto de los animales del bosque, no
encontró nada extraño en la actuación de la araña,
pero, con el paso del tiempo, se dio cuenta de que casi no quedaban
insectos alrededor de la araña,
que los tenía ella, todos atrapados en su tela y decidió observarla
a ver que pasaba.
La culebra,
a la vez que vigilaba a la araña,
también se dio cuenta del cambio que estaba experimentando la
naturaleza y comprendió, lo importante que eran aquellos insectos,
por eso decidió contárselo al resto de los animales.
Entre
todos los animales decidieron idear un plan para acabar con aquella
malvada araña,
que encima de apoderarse de los insectos, estaba sembrando la cizaña
entre el resto de los animales del bosque, poniéndolos a unos en
contra de otros con sus mentiras.
Piensa
que te pensará, seguían los animales sin moverse de donde estaban.
La araña,
desde su telaraña, no veía movimiento de animales por el bosque y
estaba intrigada. Algo pasaba en el bosque que ella
ignoraba. Ni le gustaba esta situación, ni estaba
dispuesta a consentir, que pasara algo en el bosque que ella no
controlara.
No
muy lejos de allí, el resto de los animales del bosque, ya habían
trazado un plan e iban a ponerlo en marcha.
Se
dirigieron los animales, al lugar donde vivía la araña. Despacito,
en silencio, con precaución para que araña no
se diera cuenta de lo que iban a hacer, para poder sorprenderla, si
no, no tendría éxito el plan que habían decidido llevar a cabo.
La araña,
hasta que no tuvo a todos los animales del bosque, alrededor de su
telaraña, no se había dado cuenta de lo que sucedía.
No
sabía si estar preocupada, asustarse o echarse a reír, de todos
aquellos tontos animales, que vaya usted a saber, que querían hacer.
De
lo alto del cielo, llego de pronto el águila
calzada,
sin dar tiempo casi ni a respirar, cogió con fuerza, con sus patas a
la malvada araña,
se elevó nuevamente al cielo y rápidamente, se la llevó muy lejos,
del bosque, de los animales que allí habitaban.
Rápidamente,
el resto de los animales, liberaron a los insectos y
a los pequeños animalitos, que araña tenía
atrapados en su telaraña.
Entre
un gran alboroto, producido por la alegría que todos tenían, uno a
uno, fueron liberados.
Al
poco tiempo de librarse de la araña,
las cosas fueron volviendo a la normalidad. Los insectos siguieron
realizando su función, polinizando flores, repartiendo semillas,
picando a los humanos… como siempre, gracias a la unión
de todos los animales del bosque.
Este cuento ha sido creado y registrado por mí, su autora, M.ª Pilar Rubio Martínez.
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