EL NIÑO EXPLORADOR #juego #descubrir #investigar #confianza #cuentosinfantiles #niños #infancia
Imagen de André Santana AndreMS en Pixabay
Hola
amigos me llamo Teo. Voy al cole donde tengo muchos amigos y amigas y
las profes son muy majas, sobre todo la señorita Puri, que es la
única que me entiende.
Si
amigos, la única, porque los demás no me entienden. A mí me
gusta ir a gatas por el suelo para jugar y a los demás les parece
una tontería y están todos empeñados en que ande por el recreo,
que juegue al fútbol, al pilla pilla, etc. A todo lo que juegan los
demás. Como yo no quiero, se enfadan unas veces, o tratan de
convencerme otras, porque no me entienden nada, nada y nada.
Solo
me queda la señorita Puri, que, aunque es una pesada, diciéndome
que me lave las manos a todas horas, es la única que me deja jugar a
mi aire.
Amigos,
a mí me gusta investigar y en el suelo se encuentra de todo.
Hay juguetes olvidados, pero también hay hierba fresca que huele a
agua y flores de colores. Hay insectos, cachivaches varios y
basura (y ahí está la señorita Puri, para que no toque nada y aún
así, me obliga a lavarme las manos).
Yo,
me imagino que vivo mil aventuras. Unas veces estoy en el fondo
del mar, descubriendo tesoros hundidos o descubriendo nuevas especies
marinas, otras que subo a la montaña más alta de la tierra, otras, que descubro un tesoro escondido, entre las arenas del desierto, y
soy feliz.
Por
ese motivo juego en el suelo, que de pie, es un poco difícil
excavar, hacer submarinismo, incluso los alpinistas están pegados a
la montañas, cuando luchan por llegar a la cumbre.
Pero
nadie me entiende en el colegio. Solo la señorita Puri, que
aunque esté todo el día mandándome lavar las manos, no me riñe,
ni pretende que juegue a otra cosa.
Me
vigila y me sonríe cuando la miro y entonces, yo también le sonrió,
agradecido.
Pero
hoy, mi suerte a cambiado. Estábamos en el recreo de la mañana,
jugando cada cual a su manera y yo, como siempre, corriendo mil
aventuras imaginarias, cuando a un compañero se le ha caído su
primer diente de leche.
Todos
lo han rodeado, contemplando con la boca abierta, la suya con un
hueco vacío, donde antes había un diente. Es el primer
compañero al que le ocurría esto y a sido todo un acontecimiento,
incluso yo, me he acercado a verlo.
En
un momento y sin saber cómo, el diente ha desaparecido. El
niño lloraba, todos buscaban el diente sin encontrarlo, pero….yo
sí. El suelo es mi mundo y sé como buscar en él.
No
había ido muy lejos de mi amigo, pero con tanto revuelo de niños
buscando a la vez, hacía falta la vista de un experto y ese soy yo.
¡Qué
alegría en la cara de mi amigo! Había recuperado su diente.
¡El, ya pensaba que no lo iba a encontrar nunca!
Y
yo, me convertí en héroe por un día, porque seguro que mañana, ya
nadie se acordará, pero hoy sí. Hoy, no he sido el niño raro
que juega solo, en el suelo. Hoy, he sido el héroe, que ha
encontrado el diente perdido.
Todos
me felicitaban, con gritos de alegría. Mi amigo me
abrazaba agradecido. La señorita Puri, me mandaba lavar las
manos, como siempre, con una sonrisa.
Este cuento ha sido creado y registrado por mí, M.ª Pilar Rubio Martínez.
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