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JUGANDO AL ESCONDITE #calor #jugar #agua #CuentoInfantil #Niños #Lectura#Juvenil




Imagen de Steve Buissinne en Pixabay 


El sol calienta con fuerza, allí subido en lo alto del cielo, mientras en la tierra, 
todos sus habitantes pasan calor, mucho calor.

El verano ha llegado, con ganas de que nos olvidemos del frío del invierno, tanto que casi lo ha conseguido, mejor aún, hay ratos que quisiéramos un poquito de frío, porque hace un calor poco soportable.

Mientras, no lejos de aquí, el agua, que en invierno no es que abundara mucho, pero bueno, no faltaba, empieza a escasear.  Las plantas empiezan a perder el verdor de la primavera, las aves buscan desde el cielo un lugar donde bajar a beber un poco de agua, a refrescar sus alas del calor agobiante. 

Buscando un poco de sombra donde refugiarse encontramos a Ciervo.  Su manada se encuentra resguardada a la sombra de los pinos, pero Ciervo se ha ido corriendo detrás de Conejo, su amigo, que corre mirando al cielo en busca de otro amigo Falco, un halcón peregrino, con el que juegan sin descanso.



Sus mamás les advierten del calor que hace, que busquen sombra en las horas del día en que el sol brilla con tanta fuerza, que ya jugarán por la tarde, pero ellos ni caso, todo el día de aquí para allá.

Conejo se esconde entre los matorrales y Ciervo lo busca mientras Falco desde el cielo va y viene, buscándolo también, con su vista extraordinaria, le ha retado a que se esconda donde se esconda, Falco siempre encontrará a Conejo y Ciervo entusiasmado, se ha unido al juego.



Y en eso están, pero Ciervo no encuentra a Conejo.  Lo busca entre los matorrales, le pregunta a doña Culebra, que no sabe decirle nada, solo silba mientras se arrastra por el suelo, escondiéndose entre la hierba, reseca por el calor.

 Buscando y  olfateando le ha venido a su naricilla el olor del romero, se acerca, lo mordisquea, busca en su interior a ver si tiene suerte y está Conejo, pero tampoco está aquí.  ¡Hala, a seguir buscando!

Inglés Ciervo Rojo, Ciervo, Forestales

Ciervo ha visto una mata de tomillo y corre hacia él, pero está ocupado por otro conejo que está escondido aprovechando sus ramas, y no es su amigo Conejo, incluso le ha molestado que se acercara a su escondite, ¡como para olfatear el aroma del tomillo!  Nuestro amigo Ciervo a tenido que salir de allí pitando….

Ciervo sigue buscando y buscando.  De vez en cuando, Falco baja a tierra y se ponen de acuerdo en la búsqueda de Conejo.  Hoy va a ser difícil encontrarlo.  Falco está todo el rato sobrevolando la zona y no encuentra rastro de su amigo. ¡Esta vez se ha escondido bien!

Deciden repartirse la zona de búsqueda y vuelven otra vez al juego.  Falco les pregunta a sus amigos águilas, que surcan el cielo majestuosamente, pero nada, que tampoco le han visto.

Águila, Ave, Silvestre, Raptor

 Falco está un poco cansado y se posa en la rama de un alcornoque que no está ocupado por ningún nido de cigüeña, cosa rara porque hay bastantes y entonces no le dejan ni acercarse, ni siquiera un poquito, nada, pero a tenido suerte y así a podido descansar.

Desde aquí observa los pastos y vuelve a avisar a Ciervo para que los inspeccione, pues bien pudiera estar escondido Conejo allí.

Naturaleza, Marisma, Verde, Hierba

Ciervo, avisado por Falco busca a Conejo entre el pasto.  Lleva un buen rato con el morro husmeando entre la hierba hasta que se ha  dado por vencido, aquí tampoco está Conejo, ¿Dónde estará escondido su amigo?  Ni idea de dónde puede estar pero… está claro que sea el lugar que sea donde está, es un buen escondite.

Aburrido de buscar entre la hierba, Ciervo mira al cielo buscando a Falco, pero no le encuentra y sigue adelante.  Se acerca a la marisma que cuando se acerca el otoño, se llena de agua con las lluvias, formando un gran lago, Cuando viene la primavera se llena de vegetación donde encuentran su refugio las aves que vienen a reproducirse, pero ahora estamos en verano y cuando llegue el final de la estación, el lago que había el otoño pasado, desaparecerá casi por completo.  Las aves que viven aquí no tienen otro lugar a donde ir, por eso siguen aquí, con el calor, los rayos del sol, la escasez de agua…

Cigüeña, Heron, La Vida Silvestre

Todo esto es lo que ve Ciervo cuando llega a la marisma.  Multitud de aves refugiadas en la sombra que les brinda la vegetación, escondidas del sol y del calor, pero ni rastro de Conejo, así que, empezó a preguntar a las aves, pero nadie sabía nada de él y siguió buscando, pero volvió  hacia atrás pues ahora tenía que buscar también a Falco, pues tampoco lo encontraba por ningún lado. 

Empezaba a estar preocupado, cansado, había bebido agua en la marisma pero el excesivo calor le hacía sentir sediento de nuevo, quería parar y descansar un rato, pero no dejaba de preguntarse dónde estarían sus amigos.

Después de un rato caminando y casi, dándose por vencido en su búsqueda, vio en la rama de un alcornoque a Falco, adormilado bajo el sol. Le llamó con fuerza, tenía que hacer que no se durmiera como fuera y no tenía otro modo, solo con sus bramidos.  Resonaron con tanta fuerza que Falco reaccionó, miró buscando a su amigo y voló hasta él.

Por fin se habían encontrado, por lo menos estaba ellos dos juntos, pero faltaba Conejo y no había manera de dar con su escondite.

Ciervo está cansado, Falco somnoliento pues no le ha sentado bien adormilarse al sol, (no es bueno) y ahora le pasa factura, tiene que buscar agua y sombra hasta que baje el sol. 



Buscaron un alcornoque frondoso, que diera sombra y que tuviera sitio para poder pasar los dos, un rato a descansar y al final lo encontraron, ¡menos mal ¡

El sol empieza a perder su fuerza, lentamente, y la temperatura también baja, no mucho pero algo es algo.  Nuestros amigos han conseguido descansar un rato, necesitan beber agua y es lo primero que empiezan a buscar hasta que encuentran, poco pero al menos les da fuerza para seguir buscando a Conejo.

Vuelo, Aves, Pájaros, Cielo

Vuelven de regreso hacia casa, no les queda ningún rincón donde buscar y desandan el camino recorrido.  De vuelta, sin dejar de registrarlo todo en busca de Conejo, procuran no perderse de vista el uno al otro. 

Ya casi han regresado de vuelta, tienen calor, no encuentran a Conejo y están muy, muy preocupados por su amigo, pero siguen buscándole. 

De pronto, entre los pinos, a ras del suelo, ve Ciervo un agujero que solo se ve caminando en la dirección que el lleva.  Se acerca lentamente, esperanzado, se asoma para ver en su interior y da un grito “¡Conejo…!”  desde arriba Falco a oído su grito, como casi todos los animales de los alrededores claro. 

Conejo, Liebre, Pascua, Orejudo

Allí estaba su amigo, dormido plácidamente, en el agujero, en la tierra fresquita por la sombra de los árboles, por la humedad que retienen sus raíces, enrollado en si mismo, llevaba todo el día allí, bien escondido.

Ciervo avisó a Falco que bajara a tierra, lo habían encontrado.  Conejo les cuenta como había salido corriendo, pero luego se lo pensó y decidió no ir muy lejos, volvió sobre sus pasos y debajo de los pinos excavó un agujero.  La tierra estaba fresquita al meterse en el agujero y esperando, esperando se quedó dormido.

Sus amigos Ciervo y Falco, le contaron su aventura.  Habían llegado hasta la marisma y vieron lo seca que se estaba quedando, todos los animales que dependían allí del agua, luchando por sobrevivir.

Largo el camino recorrido, una aventura fascinante para ellos y que Conejo se había perdido.

Playa, Marisma, Ameland

Este cuento ha sido creado y registrado por mi, M. ª Pilar Rubio Martínez




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