EL LOBO Y EL PERRO FLACO #cuidado #alimentar #fabula #esopo #lectura #juvenil #niños
Imagen de Andar Moon en Pixabay
Un día se encontró con un lobo que le dijo:
-¡Qué flaco estás! Bien sé que no engordas porque tu amo es muy avariento y mezquino; pero, si quieres, yo te daré un consejo y comerás bien.
-Dime como, que yo lo estimaré mucho. -respondió el perro.
-Mi consejo es, que me dejes entrar todos los días en la manada de los corderos y tomaré uno de ellos; tú me seguirás corriendo un largo trecho, pero al fin fingirás que estás cansado y que te caes de flaqueza. Los pastores viendo esto dirán que, ciertamente, si estuvieras bien mantenido, habrías tenido fuerza para seguir al lobo, y no dudo que te mejorarán la ración. -aconsejó el lobo.
-De esto tiene la culpa el amo; si diese más comida al perro, estaría más gordo y tendría más fuerzas, y según lo valiente que es, hubiera alcanzado al lobo, y no se habría llevado al cordero.
El amo que oyó esto dijo:
-Mis criados tienen la culpa, villanos, pues yo tengo mandado que se harte bien el perro, ahora es cuando veo que está muerto de hambre. De aquí en adelante quiero que se le dé carne cocida y pan de trigo, para que engorde y se fortalezca.
-Pues continuemos, yo entraré otra vez en la manada, tomaré un cordero y huiré con él; tú correrás tras de mí, me alcanzarás y me darás un golpe no muy fuerte, y te caerás al suelo. Entonces dirán los pastores que si a este perro se le diese bastante comida, tendría más fuerzas, y no se habría el lobo llevado el cordero, ni escapara vivo.
- Amigo -respondió el perro- Seguramente tengo miedo a mi señor, pero como no me da en abundancia de comer consiento en ello.
Entró otra vez el lobo en la manada, tomó un cordero y escapó con él. Le siguió el perro como tenían concertado, y cuando alcanzó al lobo, le dio un golpe en el pecho, y se dejó caer como aquél que no se puede tener de flaco.
-Cierto es que, si él tuviera comida en abundancia, no se llevaría nuestro cordero el lobo, ni escaparía vivo.
Oyendo esto el amo le dijo:
-Os mando que de aquí en adelante hartéis bien al perro.
-Reconocerás que no ha podido ser mejor mi consejo.
-Si, es un buen consejo y muy provechoso para los dos.-contestó el perro.
-Entonces -dijo el lobo- permíteme que tome un cordero en premio del bien que te he proporcionado.
-Amigo -respondió el perro- Ya recibiste tu galardón, pues te llevaste dos corderos. No quiero, y si lo haces, te juro que no escaparás vivo.
Viendo esto el lobo le rogó que ya que no le permitía aquello, le diese al menos un medio para comer, porque se moría de hambre.
-Mira -le dijo el perro- ayer se cayó una pared del cuarto de mi señor, donde hallarás pan, tocino y carne salada, si vas allí esta noche, podrás hartarte a tu gusto.
El lobo le preguntó si le hablaba con ingenuidad y lo engañaba, pues temía que si entraba allí lo descubriesen y, acudiendo la gente de la casa, lo mataran.
-Por mi fe te juro -le respondió el perro- que no lo haré, porque no están a mi cargo esas cosas, ni debo guardar más que los corderos y las ovejas, y así no te descubriré.
Es justo no escasear lo necesario a aquellos de quienes se necesita fidelidad.
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