JUAR A BURRO Y ACOCHA (JUGAR A EL CABALLO FUERTE Y PIDOLA) #cuentopopulararagones #cuentosinfantiles #niños #infancia #aragon
El juego es sencillo. Se jugaba entre dos bandos, formados según la suerte del "bombé" (sorteo para repartir a los muchachos en dos bandos). Se organizaban dos bandos de igual número de jugadores cada uno. Unos formaban el caballo fuerte, y los otros eran los saltadores. Los primeros formaban así:
-Uno de pie, con la espalda contra la pared, los brazos caídos y las manos unidas formando cuenco (la madre).
-Otro se ponía en posición de salto de "pídola", apoyando los codos en la rodilla y la cabeza en el cuenco que formaban las manos de su primer compañero. Este jugador era el menos fuerte del bando.
-Un tercer jugador dobla también la espalda, incrustando la cabeza entre las piernas del segundo, muy firmemente, y con los brazos se agarraba a las piernas del anterior.
-Un cuarto se colocaba igual que el tercero, y así sucesivamente se iban colocando todos los de ese bando, dando forma al caballo fuerte y situándose los jugadores más vigorosos hacia la cola, hasta ser el más atlético el que quedaba el último. Así quedaban bien acoplados unos con otros, sostenidos firmes sobre el suelo.
El bando contrario, los saltadores, entraban entonces en juego. Uno por uno iban tomando carrera, dejándose caer encima del caballo fuerte con un gran salto, procurando quedar bien sentados desde la mitad del caballo hacia la cola.
Si se hacía así, resultaba que, una vez que todos habían saltado, la cola soportaba sobre sus espaldas un gran peso, y ahí estaba la cuestión del juego. Si esa cola flaqueaba, doblaban las rodillas y caían perdiendo el juego y debían seguir haciendo de caballo fuerte una vez más. Si resistían y podían doblar las rodillas para poder enderezarlas en un rápido movimiento, de manera que obligaran a los jinetes a tocar el suelo con los pies o caerse para que perdieran el juego y pasaran a ser caballo fuerte.
También perdían los saltadores, si al saltar alguno hacía perder el equilibrio a sus propios compañeros y caían todos a tierra.
Si el caballo fuerte resiste bien los sucesivos embates y los de arriba no cometen falta ni tocan el suelo con los pies, el "capitán" de los saltadores decía una formulilla para que se la adivinara uno de los que estaban debajo. Si la adivinaban se cambiaban las tornas, de lo contrario, volvían a saltar los mismos.
Comentarios
Publicar un comentario