EL LINO #cuentosinfantiles #cuentospopulares #andersen #infantil #reciclar
Había florecido el lino y era digna de admirar aquella extensión azul, que parecía un precioso trasunto del cielo en la tierra. No había una sola planta que no estuviese coronada de bonitas flores de un azul vivo y luminoso, y de hojitas tan delicadas como alas de mariposas.
El sol y el agua abrillantaban la belleza de aquel campo de lino en flor y el aire suave de la mañana producía en él.
-La gente me mira mucho y alaba el color de mis flores y lo esbelto de mis tallos. El sol y la lluvia me acarician como pares cariñosos, y me siento feliz.
-Felicidad de un día -le contestó el helecho vecino-. Conozco el mundo mejor que tú y sé que la canción de las flores dura muy poco.
El lino se entristeció con esta frase, pero no podía creer que tanta gala tuviese tan inmediato fin. "No puedo ser" decía para sí. "Mañana volverá a lucir el sol y vendrá a bañarme cariñosamente la lluvia. Me siento crecer y revivir a cada momento que pasa. ¿Por qué se ha de acabar tan pronto esta canción?
Un día, llegaron unos hombres y lo arrancaron de raíz produciéndole un gran dolor. Lo sumergieron en el agua, como para ahogarlo; después, lo acercaron al fuego como para quemarlo. Todo esto fue muy penoso para el lino, pero no se desesperó:
-Ya que no es siempre posible que seamos felices, debemos ser sufridos. Tal vez sirva para algo el dolor.
Y no eran pocas, en verdad, las desgracias que aguardaban al lino. Lo hirvieron, lo asaron, lo dividieron en fibras finísimas, lo peinaron y lo trituraron en una rueca, hasta dejarlo en hilos delgados y resistentes. En medio de estas trasformaciones dolorosas pensaba para sí:
"Como he sido muy feliz también puedo sufrir mis desdichas." Y mientras lo metían en el telar, iba pensando en el sol, en la lluvia y en la brisa de la tarde que tan dulcemente jugaba con él.
De pronto, se vio convertido en un precioso lienzo blanco y empezó de nuevo para él una segunda era de felicidad.
-¡Qué maravilloso es esto! -se decía-. ¡Quién hubiera creído que de aquella débil planta saldría una tela tan preciosa y resistente! Se equivocaba el helecho al decir que allí se acababa la canción. Ahora es cuando empieza. Lo extraño es que después de tanto sufrir soy más fuerte, más largo y más fino. En el campo sólo era una mata florida que agradaba a la vista. Si no llovía, no tenía agua siquiera para refrescarme. Ahora todos me cuidan y me quieren.
Un camisero hábil hizo del nuevo lienzo una preciosa prenda de vestir.
-¡Qué suerte! -decía el lino así transformado-. ¡De este modo soy no sólo agradable, sino también útil al mundo!
Pasaron años. La ropa de lino resistió y sirvió en aquella forma hasta que se deshizo en pedazos.
El lino creyó entonces que había llegado su fin; pero aquellos trapos fueron destrozados y convertidos en pasta, y después de seca la estiraron y comprimieron, hasta convertirla en papel blanco. Fue éste un nuevo motivo de alegría para el lino, que se creía muerto.
Las gentes que leían lo que en el papel se había escrito, se hacían a su vez, sabios o se sentían felices con la belleza de las poesías.
"¡Nunca soñé con tanta dichas!" pensaba el lino entonces convertido en papel. "Cuando yo era una planta, ¿cómo iba a imaginarme que sería tan útil a la humanidad?
Pero todavía no se había acabado la canción.
El papel fue destinado más tarde a la imprenta; no tardó mucho en ser un primoroso libro, y muchos miles de libros fueron llevados por el mundo para instruir y deleitar a los niños, y para llevar la sabiduría y la felicidad hasta los más apartados lugares de la tierra.
Si el helecho hubiera estado allí, no hablaría ya tan desdeñosamente del final de la canción.
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