LOS DOS HERMANITOS #cuentosinfantiles #andersen #cuentospopulares
Había dos hermanitos, niño y niña, que vivían víctimas de las palabras duras y malos tratos de su madrastra. Ésta los aborrecía porque eran bien parecidos y, en cambio, su propia hija era fea, coja y, por añadidura, tuerta.
Cansados de padecer, los dos hermanitos decidieron escaparse de casa y, aprovechando un descuido de la madrastra, huyeron de aquel hogar de malos recuerdos.
Caminaron largas horas por caminos y senderos, y al llegar la noche, se encontraron a la entrada de un espeso bosque. Rendidos de hambre y fatiga, se acomodaron en el hueco de un viejo tronco. Al día siguiente continuaron su camino, pero como hacía mucho calor, sintieron sed. El niño dijo:
-¡Corramos, hermanita, que oigo el murmullo de un arroyo!
Cuando el niño se inclinó para beber, la niña se lo impidió, porque oyó que el agua murmuraba:
-¡El que me beba quedará convertido en tigre!
Continuaron su ruta y encontraron otro pequeño riachuelo. El niño se abalanzó ansioso sobre el agua, pero su hermanito lo evitó:
-¡Por favor, hermanito, no bebas! ¡Acabo de escuchar que si bebes quedarás convertido en lobo!
Se resignó el muchacho y siguieron su camino. De pronto, oyeron nuevamente rumor de agua; avanzaron ansiosos, pero cuando llegaron, la niña dijo:
-Oigo que el arroyo murmura: "Se convertirá en cervatillo quien me beba"
Pero el niño, no pudiendo resistir ya su devoradora sed, se agachó para beber con ansia. Terminó de beber y quedó transformado en un lindo cervatillo. Los dos hermanos lloraron con desconsuelo ante la desgracia, dándose cuenta de que todo aquello era obra de su perversa madrastra.
Los dos hermanitos decidieron no separarse nunca y la niña, quitándose su cinturón de oro, hizo un collar para su amado cervatillo.
A lo lejos vieron una cabaña y, llegándose, comprobaron que estaba vacía. Se quedaron pues, a vivir en ella, y todos los días salía la muchacha a buscar frutos y nueces para comer, y tiernos tallos para darle a su hermanito, el cervatillo.
Vivieron contentos así los dos hermanos, hasta que un día el rey vino de cacería por esos lugares. Al oír el cervatillo el cuerno de caza, no pudo resistir los deseos de ir hacia allá, y la niña, por más que se opuso, no pudo contenerse y le dijo:
-Cuando regreses, para que yo sepa que eres tú, dirás: "Hermanita, soy yo".
Los monteros del rey, cuando vieron aquel hermoso cervatillo saltar a pocos pasos de ellos, quisieron darle caza, pero no lo consiguieron.
Uno de ellos lo persiguió hasta la cabaña y oyó las palabras que el animalito pronunciaba ante la puerta y cómo ésta le era abierta. Contó el hecho ante el rey y éste, al día siguiente, siguió él mismo al cervatillo y llegando antes que él a la cabaña, llamó a su puerta, diciendo:
-Hermanita, soy yo.
Abrió la joven, creyendo que era su hermano y el rey quedó prendado de su belleza, se casó con ella y la llevó al palacio con su querido cervatillo.
Al año siguiente, la reina tuvo un hijo y todo era dicha. Pero cuando la madrastra se enteró, puso en juego sus malas artes y mató a la reina, la escondió en el bosque y luego la reemplazó en el lecho real por su fea hija, de forma que el rey no pudiera verla bien.
Al darse cuenta el rey de la suplantación, se llenó de ira y mandó degollar a la bruja y a su hija.
Al morir la hechicera, la reina volvió a vivir y el cervatillo recobró su forma humana. Desde entonces, la paz y la felicidad no desampararon nunca a aquel palacio.
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