EL NACIMIENTO DE LOS HOMBRES #leyendas #camerun #africa
En tiempos antiquísimos el único habitante de la tierra era un ogro malvado. Por supuesto, también vivía Gbaso, el Gran Espíritu, pero ambos vivían en dos mundos distintos.
Sin embargo, un día se encontraron los dos y el ogro quiso devorar a Gbaso. Por suerte, el Gran Espíritu consiguió trepar a un árbol, pero cuando llegó a la cima se dio cuenta de que el ogro le había seguido y que le estaba pisando los pies.
-Quiero comerte -dijo el ogro, que a pesar de su enorme tamaño continuaba acercándose.
Gbaso tuvo miedo e intentó recurrir a la astucia para deshacerse de su enemigo. Dio un gran salto y se encontró de nuevo en el suelo. El ogro se dio cuenta enseguida, pero al ser tan grande no pudo descender rápidamente. Gbaso aprovechó esa ventaja y, con su hacha, consiguió cortar el árbol. Al caer el árbol, el ogro murió aplastado.
Después, el Gran Espíritu sintió mucha sed y por ello fue a buscar agua. Por los alrededores no consiguió dar con ninguna fuente, por pequeña que fuera. Después de mucho andar, llegó a la orilla del mar y se puso muy contento cuando vio aquella inmensa extensión de agua con la que podria aplacar su sed. Se acercó donde rompen las olas y, haciendo un cuenco con la palma de la mano, se llevó el agua del mar a los labios, pero la escupió inmediatamente mientras lanzaba un grito. El agua salada no iba bien para quitar la sed. Estaba a punto de alejarse de la orilla cuando, al girarse, tropezó con una roca escondida entre la arena.
-¡Ayyy! ¿Por qué me has hecho daño? -preguntó Gbaso.
Y sin esperar respuesta, decidió acabar con esa roca maleducada. Cogió su hacha y, cuando estaba a punto de partirla en dos, la roca empezó a hablar.
-Espera, Gran Espíritu. Quiero hablar contigo.
Gbaso se detuvo.
-¿Qué quieres? -fijo con brusquedad.
-Si quieres beber debes hacer lo siguiente: vuelve por donde has venido, coge al ogro que has matado y quémalo. Así conseguirás un buen montón de cenizas. Entonces, vuelve aquí y con las cenizas podrás filtrar el agua marina.
De este modo nacieron los hombres que inmediatamente se pusieron a excavar un pozo para aplacar la sed de Gbaso. Mientras Gbaso bebía, los hombres le hablaron.
-Nos quedaremos contigo a orillas de este mar. Tú nos has creado con el agua milagrosa. Tú eres nuestro padre y el agua es nuestra madre.
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