EL ANTÍLOPE AL QUE ENGAÑÓ EL CARACOL #cuentosinfantiles #cuentospopulares #africa
Una hermosa mañana, en un bosque de África, Mboko, el antílope, se cruza en su camino con Kuba, el caracol...
-¡Hola compañero! -dice Mboko-. Bonito día, ¿verdad?
-¡Si, muy bonito! -respondió Kuba-. Tengo hierba tierna y piedras frescas, no puedo pedir más.
Y cada uno se marcha por su lado, o mejor dicho, Mboko da un salto hacia adelante, mientras que Kuba empieza a moverse muy despacio...
El hermoso día se acaba y llega la noche. Mboko vuelve a pasar por casualidad por el mismo sitio.
-¡Vaya, vaya! ¡Hola compañero! -le dice Kuba otra vez-. Bonita noche, ¿verdad?
-¡Extraordinaria! -contesta el caracol. El antílope no se mueve:
-Escucha, amigo -le dice-, hay algo que me intriga: ¿cómo es que te encuentro esta noche casi en el mismo lugar que esta mañana? Si no es una indiscreción, ¿qué has hecho durante todo el día?
-¡Anda! ¡he estado caminando! -responde Kuba-. ¡No he dejado de avanzar!
-¡Ja, ja! ¡Ésta sí que es buena! -se ríe Mboko-. No es por ofenderte, amigo mío, pero todo lo que has caminado durante el día no es más que un cuarto de medio salto mío.
-¡Vaya! -replica muy serio el caracol-. No seas tan fanfarrón, Mboko, porque si quiero puedo avanzar tan rápido como tú, ¡e incluso dejarte muy por detrás de mi!
-¡Ja, ja, ja! ¡Qué gracioso! -se burla el antílope-. ¿Quieres que hagamos una carrera para comprobarlo? ¡Je, je! ¡Sería para morirse de risa!
-¡Encantado! -dice Kuba muy serio-. Dentro de cinco días ven aquí mismo para dar la salida. Y un consejo, compañero: ¡entrénate a fondo!
-¡Entendido! -responde Mboko desconcertado.
Y se aleja reprimiendo la risa...
-Bien -dice el caracol para sí mismo- ¡ya verá ese pretencioso lo que es bueno!
Y se pone en camino a toda marcha, o sea muy despacio, hacia el lugar de reunión de los caracoles.
Un poco más tarde, Kuba, encaramado sobre una piedra, se dirige a decenas de caracoles:
-¡Hermanos! Mboko el antílope se cree superior porque es el animal más rápido del bosque. Hoy mismo se ha burlado de mí, es decir, de todos los caracoles, porque no camino deprisa. Así que he decidido gastarle una broma: haremos la carrera, ¡y ganaré a Mboko! Veréis cómo, nos colocaremos a lo largo del recorrido, a intervalos regulares, desde el punto de salida hasta la llegada. Por eso he fijado la carrera para dentro de cinco días: el tiempo necesario para que cada uno de nosotros llegue a su puesto. Amigos míos, ¡es nuestro honor lo que está en juego!
Ridiculizar los caracoles al antílope, ¡qué buena idea! Todos los hermanos de Kuba aceptan alegremente el desafío y se ponen en marcha hacia el lugar en el que deben estar el día de la carrera.
El quinto día, a la hora prevista, Mboko y Kuba se encuentran en la salida:
<¿Qué tal, compañero? -exclama el antílope-, ¿listo para ganarme? ¡Aunque la verdad, no pareces mucho mejor preparado para la carrera ahora que el otro día!
-¡Más valdría que te concentraras, en lugar de fanfarronear! -responde Kuba-. ¡No sabes la que te espera!
-¡Deja que me ría! -dice Mboko-. ¡Cuando yo haya llegado tú estarás todavía bajo esa piedra!
-¡Basta de charlar! ¡En posición de salida!
Y un instante después, a una señal, el antílope se inclina hacia adelante, mientras que el caracol se coloca tranquilamente sobre su piedra: ¡no merece la pena correr, ¡sus hermanos ya están en la pista!
Al cabo de un momento, Mboko se detiene y se vuelve:
-¡Eh, amigo! ¿Dónde estás?, ¿todavía me ves? -le pregunta para divertirse.
-¡Me estás dando la espalda! -responde una voz.
El antílope se sobresalta. ¡El caracol está más lejos que él! Enloquecido, Mboko echa a correr más deprisa.
-¡Ese caracol es increíble! -piensa-. Pero después de todo, soy un tonto por correr tan deprisa, ¡es tan fácil que me gane como que una hormiga coja en brazos a un elefante!
Así que Mboko se detiene un rato para comer.
De todas formas, no está tranquilo:
-Caracol, ¿estás ahí?
-¡Aquí, delante de ti! -le responde una voz.
Y el antílope echa a correr como si le hubiera picado una mosca.
Al cabo de un rato, sin aliento, hace una parada.
-¡Kuba, yu-hu! -le llama muy bajito.
-Sí, sí, ¡por aquí! -oye que le contesta.
Continúa sacándole ventaja. ¡Es increíble! Mboko no entiende nada, pero pega un salto y corre más deprisa que nunca. Tanto, que tiene que parar de vez en cuando, y cada vez, tres pasos delante de él, una vocecita le dice alegremente:
-¡Cucú, estoy aquí!
Totalmente desconcertado, Mboko alcanza por fin la meta y se desploma, agotado.
-¡Uf! -exclama sin aliento-. ¡Llegué!
-¡Qué pena! -dice entonces la voz tranquila del caracol-, ¡yo he llegado mucho antes que tú!
Mboko cierra los ojos y piensa que ha tenido una pesadilla.
Pero el hermano de Kuba le dice al oído.
-Ya ves, gran antílope, cuando un pequeño caracolito de nada lo decide, ¡puede ganarte en una carrera! ¡Así que deja de burlarte de los que son menos rápidos que tú, porque a veces son más listos!
Comentarios
Publicar un comentario