LA CÓLERA DE ENCELADE #leyenda #grecia #batalla #olimpo #etna
Todo esto sucedió cuando terminó el Caos y dio comienzo el mundo. Zeus hijo de Cronos, acaba de expulsar a su padre del Imperio del mundo y ha aplastado con dureza la revuelta de los Titanes. En este momento él es el soberano supremo de los dioses del Olimpo. O al menos eso es lo que él cree. Pues muy pronto, surgidos del interior de la Tierra, otros rivales, los Gigantes, le desafían de nuevo.
Estos enormes monstruos con cola de serpiente, hijos de Gaia, la Tierra, quieren vengar a los Titanes, echar a Zeus del Olimpo y reconquistar el Imperio del mundo. ¿Quién podrá hacerles frente? Tienen un tamaño y una fuerza colosales. Dicen que son invencibles.
Sus jefes se llaman Porfirio y Alcioneo. Detrás de ellos vienen Palas y el terrible Encelade, después otros más, todos cubiertos con brillantes armaduras y provistos de lanzas gigantescas.
Todos se dirigen a Zeus de forma severa:
-¡Usurpador de los Cielos, tu rayo no es más que un miserable fuego alocado! ¡Ha llegado tu hora!
Entonces, uniendo el gesto a la palabra, avanzan sobre el Olimpo. Ríos, picos, islas, rocas, nada se resiste a sus asaltos. Golpean con sus brazos, azotan el aire con su cola de serpiente, cortan con sus lanzas sobre los palacios de los dioses.
El estruendo es terrible. En el Olimpo, Zeus y los dioses contemplan con terror cómo los Gigantes amontonan una encima de otra todas las montañas de la región, para alcanzar al fin la ciudad divina.
Muy pronto los dos grupos se enfrentan en una terrible batalla a base de tormentas, montañas, islas y bosques.
¡La pelea es espantosa y el estruendo increíble! ¡Los cielos resuenan con un estrépito enorme!
Por fin, con la ayuda del gran Heracles, los dioses toman la delantera, arrojan a los Gigantes al mar y les tiran inmensas rocas. Zeus, el lanzador de rayos, los fulmina uno tras otro y los rugidos del trueno rasgan el oscuro cielo.
La victoria de los dioses es segura, pero todavía no han vencido a Palas ni a Encelade, el más temible de todos. Atenea, hija de Zeus, con una lanza atraviesa a Palas y con su piel adorna su escude mágico. Después se vuelve hacia Encelade, el último asaltante, el cual suelta terribles gritos de venganza.
El duelo es tremendo. El coloso con piel de serpiente arroja trozos de montaña sobre la diosa, hace temblar el cielo con espantosos coletazos y dispara sobre él su gigantesca lanza. Atenea para todos los golpes.
-Has nacido de Gaia, la Tierra -le dice Atenea-, y volverás a ella.
Y empujando al Gigante hacia el mar, le tira encima la isla de Sicilia, sepultándolo en las profundidades.
-¡Ésa será tu tumba, Encelade! ¡No volverás a ver nunca más la luz del cielo!
El monstruo se debate con violencia, intenta levantar la enorme masa de rocas que ha caído sobre su cabeza, pero le fallan las fuerzas. Lo han enterrado vivo para toda la eternidad.
Desde entonces, se le oye remover y golpear el suelo de Sicilia con sus puños. Éste es el motivo por el que el Etna escupe a veces torrentes de fuego y lava. Es la cólera de Encelade, el gigante que está prisionero en el volcán.
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