¿POR QUÉ LAS GOLONDRINAS TRAEN LA PRIMAVERA? #cuentospopulares #francia #lecturajuvenil #estaciones
Hace mucho, mucho tiempo, al comienzo de todo, la Tierra era un planeta más bien feo, sin sol, sin pájaros y sin flores... Las personas sufrían hambre y enfermedades y pasaban el tiempo en sus guaridas mirando el cielo siempre gris...
-¡No, esto es realmente triste! ¡Hay que solucionarlo! -exclamó un día el buen Dios.
Y como era un poco mago, hizo algo inmediatamente: abrió sus dos manos y aparecieron dos pajaritos blancos como la nieve.
-¡Bienvenidas, hermosas golondrinas! -dijo el buen Dios muy contento-. ¡Id rápidamente a llevar la alegría y la felicidad entre las personas! Construid vuestros nidos cerca de sus casas, cantad bajo sus tejados y cuando os miren, aprenderán a amar la vida.
Inmediatamente, las dos golondrinas alzaron el vuelo y bajaron a la Tierra.
Construyeron un pequeño nido cerca de una casa y, poco después, cientos y miles de jóvenes golondrinas volaban por todo el planeta. Sus habitantes, muy extrañados, veían cómo se pasaban todo el día recogiendo una brizna de paja por aquí, bebiendo una gota de agua por allá, dando vueltas y piruetas, cantando alegremente de un nido al otro... ¡Era un auténtico festival! Muy pronto olvidaron la tristeza y se pusieron a trabajar. En unos años, la Tierra se convirtió en el planeta más bonito del universo había campos frutales, pequeños caminos, bosques, ríos con barcos y personas muy alegres que se afanaban de la mañana a la noche.
El buen Dios estaba satisfecho y se felicitaba por su buena idea.
Pero un buen día... Una mañana, un granjero que estaba de mal humor encontró un nido de golondrinas bajo el tejado de su nueva casa.
-¡Ah, no y no! -refunfuño- ¡Ésta es mi casa!
En esto cogió un palo y "¡zas!", ¡le dio un golpe al nido para romperlo!
El señor y la señora golondrina, asustados, echaron a volar y vieron cómo sus pajarillos caían al suelo piando desesperadamente.
-¡La escoba! -dijo el granjero.
Y lanzó a los pequeño sobre un montón de estiércol.
La terrible noticia se difundió de golondrina en golondrina a toda velocidad por la Tierra. Y esa misma noche, miles y miles de pájaros blancos emprendieron el vuelo y desaparecieron en lo alto del cielo.
Por la mañana, las personas se encontraron con un planeta extrañamente tranquilo: ¡ni un canto, ni un batir de alas, ni un movimiento en el cielo!
Los días siguientes todo fue de mal en peor: unas nubes que no se iban nunca ocultaron el sol, los árboles perdieron sus hojas, los ríos empezaron a helarse... "¡Brrr!". Hacía tanto frío que la mayoría de las personas volvieron a sus casas, como antes, y dejaron de cultivar sus campos. Naturalmente, el hambre y las enfermedades no tardaron en hacer acto de presencia...
-¡Son las golondrinas! -dijeron aquellas gentes-. ¡Desde que se han ido, todo se ha venido abajo! ¡Tienen que volver!
Entonces todo el mundo se puso a suplicar al buen Dios para que llamara a las golondrinas.
Dios es muy bueno y prefiere perdonar antes que enfadarse, así que como las personas prometieron que no le volverían a hacer daño a las golondrinas, aceptó enviarlas de nuevo a la Tierra.
Ese mismo día aparecieron las bandadas de pájaros blancos y, desde ese momento el tiempo se volvió dulce y delicioso como la primera vez.
Pero las personas en lugar de gozar de la primavera que habían recuperado, temblaban de miedo ante la idea de que las golondrinas pudieran irse de nuevo.
Así que pensaron que sería muy astuto inventar un engaño de los suyos...
Una noche, mientras las golondrinas del mundo dormían tranquilamente, las metieron en una red y las encerraron a todas juntas en una gran torre.
Por la mañana, cuando las golondrinas echaron a volar como de costumbre, ¡se chocaron contra las paredes! Muy pronto un estruendo de gritos, batir de alas y picotazos enloquecidos se extendió por la torre.
Los guardianes no eran unos ángeles: acababan de acostarse después de haber vaciado varias jarras jugando a los dados, y ese despertar tan ruidoso no les gustó nada.
-¡Malditos sacos de plumas, venga a piar y a chillar no nos dejan roncar! ¡Je, je, vamos a hacerlas piar de verdad!
Y los buenos mozos subieron a la torre, riéndose. ¡Horror! Provistos de cuchillos, les cortaron las alas a todas las golondrinas, una por una, cantando esta terrible canción:
Golondrina,
¡qué pesada!
¡a la de una
a la de dos
te corto las alas!
¡Yo venga a cortar
y ella venga a piar!
¡Yo venga a cortar
y ella venga a piar!
En ese momento, se levantó el viento del norte, helado y violento, y se llevó las pequeñas plumas blancas de los pobres animales.
Pronto hizo tanto frío que los guardianes bajaron a encender un fuego en su chimenea.
Mientras tanto los pájaros, dando fuertes picotazos, terminaron por hacer una abertura en la pared. El viento del norte entró soplando con violencia y se llevó con él a todas las golondrinas. En cuanto desaparecieron en el cielo, todo se quedó tranquilo y silencioso. Entonces, millones de pequeñas plumas blancas cayeron suavemente sobre la Tierra; era la primera nevada.
Las personas comprendieron en seguida que las golondrinas se habían vuelto a marchar con su primavera. Pero esta vez, por mucho que suplicaron, el buen Dios no quiso escucharles.
-¡No, ah, no! -refunfuñó para sus adentros- ¡No, no y no! ¡Son demasiado dañinos! ¡No me convencerán otra vea!
Pero por algo es un buen Dios:
-¡De todas formas, no puedo dejarlos así! -pensó-. ¡Es demasiado triste!,
El buen Dios tuvo una idea: las golondrinas volverían cada año en primavera durante unos meses, pero luego se irían para que la gente recuerde hasta qué punto son beneficiosas. Así fue cómo empezaron las estaciones en la Tierra, y la historia ha demostrado que era una idea genial.
Faltaba por resolver un pequeño problema: los malvados guardianes habían cortado las blancas alas de las golondrinas...
-¡Qué por eso no quede! -exclamó el buen Dios, que tiene respuesta para todo-. A partir de ahora tendrán las alas negras.!
Y así fue.
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