Translate

GUGURGA, EL PÁJARO QUE LLAMA AL SOL #leyendas #australia #lecturajuvenil




En el Tiempo de los Sueños, mucho antes de que aparecieran las personas, los animales reinaban sobre la Tierra,  Nadie los perseguía con arcos y flechas, ni hacía agujeros para cazarlos.  Era una época agradable y los animales se las arreglaban muy bien entre ellos.

Pero ¡ay!, no había ni día ni noche.  Desde el comienzo del mundo, la Tierra estaba sumida en las tinieblas y sólo la pálida claridad de la luna y las estrellas iluminaban la planicie.

Los animales se conformaban bien que mal, volando a veces en la oscuridad más negra, o trotando a ciegas entre los arbustos espinosos.  Como no conocían al sol, no lo deseaban.

Un día, Dinevan el emú y Brolga el canguro se acercaron juntos al río Murrumbidgee.

Nadie sabe cómo, terminaron peleándose.  El tono fue subiendo e intercambiaron picotazos y patadas.

-¡Cara de luna amarilla! -gritó Dinewan.

Ante tal insulto, a Brolga se le heló la sangre en las venas.  Corrió hasta el nido de Dinewan y cogió uno de los enormes huevos del pájaro.

-¡Te voy a enseñar quién tiene cara la luna amarilla!




Y lanzó la gran cáscara hacia el cielo con  todas sus fuerzas.  El huevo subió, subió y subió tan alto que sobrepasó las nubes y estalló como un rayo, iluminando el cielo de rojo y oro durante unos instantes.

Los animales se quedaron maravillados.  Era la primera vez que veían tan claramente el suelo y los árboles a su alrededor.  Incluso Dinewan el emú se olvidó de su huevo roto, cegado por la fabulosa luz.

Arriba, en la noche estrellada, vivía un espíritu bienhechor.  Cuando vio cómo estallaba el huevo y su incendio rojo y oro, supo que la luz era buena para la Tierra y los animales.

"¿Y si lo pusiera en el cielo?", se preguntó.

Pensó que encendiendo un gran fuego encima de las nubes, su luz se extendería por toda la Tierra.

Así que, con sus ayudantes, se puso a recoger tantos árboles marchitos, grandes ramas y hierbas secas como pudo encontrar y, muy pronto, la inmensa hoguera estuvo lista para ser encendida.

-¿No crees que los animales se asustarán con un resplandor tan repentino? -le preguntó uno de sus ayudantes.

El espíritu movió la cabeza.  Sí, tal vez habría que prevenir a los animales antes de encender la hoguera.




Entonces envió a la estrella más brillante para que les anunciara a todos, en la Tierra, que un gran fuego iba a abrazar el cielo.  Pero los animales estaban durmiendo, y sólo algunos pájaros vieron a la estrella brillando encima de ellos.´

El espíritu llamó a Gugurga, el cucaburra.

-Tu grito se parece a una carcajada y es tan fuerte que puede despertar a toda la planicie -le dijo el espíritu.

El pájaro hinchó el pecho, orgulloso.

-Despiértate al amanecer -prosiguió el espíritu- como el lucero del alba, y justo antes de que el gran fuegos se encienda en el cielo, lanza tu grito: ¡Gu-gur-ga-ga!

El cucaburra se marchó volando y se posó sobre la rama de un gran árbol.  Se volvió hacia el lucero del alba, miró la enorme hoguera apilada por el espíritu encima de las nubes y lanzó su estridente grito: "¡Gu-gur-ga-ga!".

Entonces, todas las criaturas de la planicie cerca del río Murrumbidgee se despertaron y abrieron unos ojos como platos.  Allí arriba, en los cielos, el espíritu bienhechor acababa de encender el sol.




Aquella fue la mañana del primer día: la luz del gran fuego era aún tímida y teñía las colinas de rosa y azafrán.  Después creció y, al mediodía, las llamas inflamaban el cielo.

Los animales corrían en todas direcciones, descubriendo nuevos paisajes, husmeando olores desconocidos.  Nunca antes se habían sentido tan felices y contentos.

Al atardecer, la hoguera se apagó y las últimas pavesas colorearon la planicie de púrpura y oro.  Cuando no quedaron más que unas brasas enrojecidas, el espíritu bienhechor las envolvió en un manto de nubes.

Cayó la noche.  La luna y las estrellas sucedieron a la luz del día, y los animales durmieron como no lo habían hecho nunca, con un sueño feliz.  Y Dinewan el emú no pensó más en su huevo roto.

Al amanecer, el espíritu avivó las brasas para que naciera una segunda mañana.

Desde entonces, los días y las noches se suceden eternamente.

El cucaburra lanza siempre su "gu-gur-ga-ga" antes del amanecer.




Naturalmente al oír este extraño grito que sale de una boca desdentada tan grande, a las niñas y a los niños les entra la risa.  Pero las madres les riñen: "Si insultas al cucaburra, dejará de llamar al sol y la Tierra se hundirá para siempre en la noche oscura".

Las niñas y los niños obedecen porque tienen miedo de la noche.  Pero algunos desafían a su madre: corren detrás del cucaburra gritando "gu-gur-ga-ga" y burlándose de él.

Entonces a estos niños les crece un gran diente puntiagudo sobre los dientes de delante y se ponen horribles.  Así todo el mundo sabe que se han burlado de Gugurga, el que llama al sol.




Comentarios

Cuentos infantiles "ENTRA Y LEEME"

REGISTRO DE AUTORES

REGISTRO DE AUTORES

Entradas populares de este blog

LA INVENCIÓN DEL JUEGO DEL CHANQUETE #leyenda #persia #niños #lecturaJuvenil #juego

ADIVÍNALO #adivinanzas #niños #infancia

JUGUEMOS CANTANDO #cancionesparajugar #juegosconpalmas #niños #infancia #juegosinfantiles #cancionespopulares

EL GATO Y LA RATA VIEJA #fabula #jeandelafontaine #lecturajuvenil #niños #infancia

EL MITO DEL MURCIÉLAGO #leyenda #africa #sierraleona #lecturajuvenil #día #noche

LA GOLONDRINA Y LAS OTRAS AVES #fabula #esopo #Lecturajuvenil #advertencia

EL LADRÓN Y EL PERRO #niños #infancia #lecturajuvenil #sospecha #fabula #esopo