LA ARAÑA BASNEMPÖRO #amazonas #leyenda #peru #cuentosinfantilespopulares
¿Nunca habéis visto entre las ramas de los árboles, quizá escondido pero impecable, una enorme y hermosa tela de araña? ¿Alguna vez habéis visto cuando al amanecer las gotas de rocío la hacen brillar como si fuera un tejido de hilos de vidrio donde se reflejan los rayos del sol?
Trabajadora incansable, la araña se pasa la vida tejiendo su tela. Es tan hábil, que la mano de los humanos envidia su maestría.
Dicen que los antepasados de los cashinahuas se vestían con hojas de plantas porque no sabían hilar ni tejer. Una araña llamada Basnempöro se compadeció de ellos y decidió ayudarlos. Se le ocurrió una idea mágica: transformarse en mujer, ir a vivir con los cashinahuas y tejer e hilar para ellos, ya que les hacía mucha falta.
Tan pronto como Basnempöro se instaló en la aldea, corrió la noticia de que había llegado una mujer que practicaba el arte del hilado y la tejeduría. Los pobladores comenzaron a llevarle sus montoncitos de algodón, que Basnempöro convertía en vestidos, mantos y telas para los más diversos usos.
Un día, una cashinahua le llevó cuatro enormes canastas llenas de algodón, y le encargó que le fabricara una hamaca y varias prendas de vestir.
Cuatro días después, la mujer fue a la casa de Basnempöro para recoger sus cosas. Cuál no sería su sorpresa al darse cuenta de que éstas no estaban terminadas.
-¡Qué barbaridad! -dijo la mujer, poniéndose las manos en las caderas-. ¿Dónde está mi hamaca y todo lo demás -Y añadió-: ¡Devuélvame el algodón que le di!
-Imposible buena mujer -respondió Basnempöro-. Me tragué todo el algodón para...
-¡Se ha tragado mi algodón, se ha tragado mi algodón! -la interrumpió, gritando, la mujer-. ¡Es una ladrona!
La desagradecida no quiso escuchar la explicación de Bsnempöro. Ella en primer lugar necesitaba tragarse el algodón para que, una vez digerido, saliera convertido en hilo; entonces podía empezar a tejer. La mujer le había dejado tanto algodón, que la araña no había tenido tiempo de transformarlo todo en hilo. Pero la dueña de las cuatro canastas de algodón estaba furiosa y fue de casa en casa contándole a la gente que Basnempöro le había robado su algodón.
Los rumores corren como el viento, siempre dan la vuelta y regresan. La araña se enteró de lo que se decía de ella por boca de una amiga y se enfadó muchísimo. Se dio prisa, terminó la hamaca y las demás prendas, y llamó a la mujer que la había difamado.
-Aquí tienes tus cosas -le dijo-. Y también este ovillo de hilo que ha sobrado. Recoge todo y vete. Sé que has estado hablando mal de mí. No quiero saber nada de ti ni de tu pueblo.
La mujer, avergonzada, se marchó sin decir palabra. Al día siguiente, Basnempöro fue a casa de su amiga y le dijo:
-Me he cansado de vivir aquí. Vine con la intención de ayudaros, pero algunos no han sabido apreciar mi buena voluntad. Así que nunca volverá a trabajar para vosotros. Como tú has sido mi amiga, te voy a enseñar los secretos del arte de hilar y tejer. Tú podrás transmitirlo a los demás.
Así lo hizo, y en seguida desapareció y volvió a adoptar su forma original.
A partir de entonces, gracias a las enseñanzas que dejó Basnempöro, las mujeres cashinahuas saben hilar y tejer con gran habilidad, aunque quizá jamás logren la perfección y delicadeza de la tela de araña.
Leyenda de los cashinahua.
André Marcel d'Ans
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