Translate

LOS ESPONSALES DEL HIELO #cuentosinfantiles #cuentospopulares #rusia #lecturajuvenil





Había una vez un buen campesino cuya mujer había muerto dejándole una hija, llamada María, de rostro dulce y encantador.  El hombre se volvió a casar y tuvo dos hijas tan bonitas como la primera.  Pero éstas tenían mal carácter.  El campesino y su esposa envejecieron...   Sus tres hijas se hicieron aún más hermosas y crecieron.  La madrastra y las dos hermanas pequeñas no se levantaban nunca temprano y le exigían a la mayor que les llevara agua fresca para lavarse, y que sus faldas y camisas estuvieran listas, limpias y repasadas.  Las tres arpías le gritaban:

-¡María!  ¿Has sacado brillo a mis zapatos?

-¡María!  ¡Sírvenos el té!

-¡María!  ¿Dónde te has escondido?




Y es que, perseguida por estos gritos, la pobre muchacha se refugiaba a menudo cerca de una ventanita desde donde contemplaba cómo aparecía el Hielo y ponía perlas en las hojas de los árboles, lentejuelas en las puntas de las ramitas y un manto inmaculado sobre los grandes álamos.

-Pequeño Hielo -decía-, eres un mago.  Me gustaría encontrarme contigo en mi camino...  Siembras perlas y diamantes por donde pasas, en el viento.  Y bajo un rayo de sol, haces maravillas...

Así soñaba durante algunas horas en un rincón de su morada.  Su anciano padre la compadecía de todo corazón, pero no se atrevía a hacer nada porque temía la cólera de su esposa, que era una furia.

Una mañana, ésta le dijo:

-Ya va siendo hora de que le encontremos un marido a María, porque no vale para nada.

-Ya lo pensaremos otro día -respondió el granjero con prudencia.




-¡Vas a escucharme! -gritó la mujer, pataleando-.  Engancha la yegua al trineo.  Mañana hará frío, pero tendremos buen tiempo.  Te llevarás a María contigo.  Que coja un cofre pintado con todos sus vestidos y sombreros más hermosos.  La dejarás al pie de un gran abeto hasta la mañana siguiente.  Quizá el Hielo acuda a pedir su mano.

Al oír estas palabras, el granjero se negó a moverse y María se puso a llorar.

-Me envías a una muerte segura -dijo dejándose llevar por la pena.

.¿De que te quejas holgazana?  ¿No sabes que el Hielo frecuenta los bosques de abedules y abetos?  Los adorna con flores de escarcha, mantos blancos y aterciopelados...  ¿Qué más puedes desear?

El granjero no quiso seguir oyéndola gritar.  De modo que cogió el equipaje de su pobre hija mayor y lo cargó sobre el trineo.  Después fustigó la yegua y el trineo se deslizó más rápido que el viento sobre la nieve brillante y helada.




Muy pronto llegaron a un bosque y se detuvieron bajo un pino.  El granjero abandonó allí a su hija y le aconsejó con dulzura:

-No te desesperes hija mía:  Aguarda aquí a tu novio y, cuando llegue, procurad haceros buenos amigos.

Después el buen hombre se alejó mirando desconsolado a su hija mayor.

María se quedó sola, abandonada.  El viento se deslizó bajo su abrigo de lana, pero estaba tan triste que ni siquiera se dio cuenta.  Aterida de frío, ya no podía mover ni los dedos, le castañeaban los dientes, y las lágrimas se helaban en sus mejillas...  De repente oyó un crujido.  Era el Hielo que avanzaba de abedul en abeto, de abeto en pino.  Muy pronto estaría allí y se detendría en el camino.  Entonces María se acordó de las palabras  que le decía desde su casa cuando conseguía escapar de su madrastra y sus hermanas.

-Pequeño Hielo, eres un mago.  Me gustaría encontrarme contigo en mi camino...




Y el Hielo apareció.  Se detuvo cerca del pino y acarició la mejilla de la joven, que estuvo a punto de desmayarse de frío, pero exclamó a voz en grito:

-Pequeño Hielo, mi novio, me alegran mucho  tus caricias y tus besos.  ¡Para mí son dulces como las llamas del hogar!

Feliz, el Hielo la abrazó de nuevo y la arrastró en una danza llena de torbellinos de nieve.

-Y ahora ¿Cómo te sientes?

.Maravillada y emocionada...  ¡Haces que todas las cosas sean tan bellas, que estoy como mareada!

Y la pobre María se desvaneció.




Ante tanta paciencia y voluntad, el Hielo se apiadó de María.  Mientras la joven, helada, se dejaba transportar hacia una muerte aún más fría, la envolvió con unos copos sobre los que sopló para convertirlos en un mullido edredón.  Cogió unas hojas que mudó en ricas mantas, y musgo, que transformó en pieles.  Después se marchó, dejando a la joven dormida.

Al día siguiente, segura de que María estaría helada, la granjera le dijo a su esposo:

-¡Deberías ir a buscar a nuestros recién casados!

El anciano, lleno de remordimiento, salió fuera y se deslizó sobre su trineo, arrastrado al galope por la yegua.  Cuando alcanzó el pino, no podía creer lo que veían sus ojos.  Su hija estaba sobre el cofre pintado y dormía con aspecto f eliz, envuelta en pieles, edredones y mantas.  Un velo de novia flotaba alrededor de su cabello dorado.  Y del cofre salían diamantes y cuentas de cristal, cinturones de satén, vestidos del lino más delicado, encajes y bordados y abrigos de organdí...

Despertó dulcemente a su hija, la colocó con delicadeza en el trineo y regresó a su casa al trote.  Allí les esperaban su esposa y sus dos hijas menores, que pusieron cara de extrañeza cuando vieron los presentes que el Hielo le había regalado a María.

¡En ese mismo instante desearon poseer lo mismo también ellas!




Al día siguiente, muy temprano, las dos hermanas menores se situaron bajo el pino junto al cofre pintado.  El frío llegó y no tardaron mucho en protestar:

-¡Vaya idea, querer casarnos con un hombre tan complicado!  ¿Por qué no viene simplemente con nosotras a tomar un té caliente a nuestra confortable casa?

-La verdad es que no es muy amable.  Pero es rico y tenemos que causarle buena impresión.

Mientras hablaban, no oyeron llegar al Hielo, y éste les preguntó:

-¿Tenéis frio?

Las jóvenes respondieron:

-¡Claro que tenemos frío!  Y más que frío...  ¡Estamos esperando a nuestro novio y no parece que tenga mucha prisa!

-¿En qué puedo ayudarnos?




-¡Déjanos, extranjero!  Cállate, tu aliento es muy frío.  No nos toques, pues tus manos están heladas.  Sólo nos interesa nuestro novio.  ¡Él nos traerá muchos regalos!

Enfurecido por tanta codicia, el Hielo se inclinó sobre las dos hermanas y les sopló un aire glacial que las cogió por sorpresa.  En ese mismo instante, se convirtieron en estatuas de hielo llenas de cristales brillantes que relucían bajo el sol y el viento.

Cuando el pobre campesino fue a recoger a sus hijas, las encontró más tiesas que un palo.

Tanto él como su mujer lloraron la pérdida.  Poco a poco, la madrastra, necesitada de cariño, se acercó a María y terminó incluso por quererla.

Unos años después, un joven se presentó en la casa para pedir su mano,  María abrió el cofre pintado y sacó de él diamantes y finas cuentas de cristal, cinturones de satén, los vestido del lino más delicado, encajes, bordados y abrigos de organdí...  Entonces se celebró la boda más bonita que hubo nunca en la ciudad e incluso en toda la región.




Pero entre la risa y la emoción, los bailes y las canciones, María no pudo evitar pensar un momento en su primer novio, el hermoso Hielo, antes de regresar a su casa y vivir felizmente el resto de sus días.



Comentarios

Cuentos infantiles "ENTRA Y LEEME"

REGISTRO DE AUTORES

REGISTRO DE AUTORES

Entradas populares de este blog

LA INVENCIÓN DEL JUEGO DEL CHANQUETE #leyenda #persia #niños #lecturaJuvenil #juego

ADIVÍNALO #adivinanzas #niños #infancia

JUGUEMOS CANTANDO #cancionesparajugar #juegosconpalmas #niños #infancia #juegosinfantiles #cancionespopulares

EL GATO Y LA RATA VIEJA #fabula #jeandelafontaine #lecturajuvenil #niños #infancia

EL MITO DEL MURCIÉLAGO #leyenda #africa #sierraleona #lecturajuvenil #día #noche

LA GOLONDRINA Y LAS OTRAS AVES #fabula #esopo #Lecturajuvenil #advertencia

EL LADRÓN Y EL PERRO #niños #infancia #lecturajuvenil #sospecha #fabula #esopo