LA CHICA DE LA ISLA #leyenda #california #belleza #pobreza
En Tuwutka Dalagerrili, en el delta del río de las anguilas, vivía un hombre llamado Dikwagiterai. Todos creían que era viejo, pero sólo era muy pobre.
Cada noche pasaba ante su cabaña una barca de ricos señores que iban más allá del océano donde danzaban en honor de una muchacha. Cuando veían a Dikwagiterai se reían de él.
-¿Por qué no vienes con nosotros, Dikwagiterai? La isla de más allá del mar es muy bonita. Y la chica que vive en ella aún más bonita. Además, está buscando marido. Igual tú eres el elegido. -decían riéndose.
Dikwagiterai los miraba acongojado.
-¿Por qué os reís de mí? No deberíais hacerlo si fuerais buenas personas -se quejaba.
Cada noche pasaban y cada noche repetían la broma. Una noche, Dikwagiterai decidió acompañarles.
Se lavó los cabellos, los dejó ondear sobre los hombros y todos apreciaron que eran bonitos. Después, dado que sus ropas se habían convertido en harapos, se las quitó y permaneció desnudo. Entró en la cabaña y tomó un cinturón decorado con moluscos que se colocaban a los lados. Después, subió a la barca de los señores ricos. Todos juntos cruzaron el mar y llegaron a la isla de Shure.
Durante el viaje nadie miró al pobre Dikwagiterai y cuando lo vieron saltar a la playa todos se sorprendieron de la armonía de su cuerpo.
En la isla vivía una muchacha maravillosa: Hi-wat, la ostra. Era la hija del Gran Soberano y hacía tiempo que buscaba marido. Tenía un cuerpo brillante y suave como el nácar, que aún brillaba más bajo la luz de la luna.
Estaba sentada en una cabaña transparente en la cima de un gran acantilado, inmóvil.
.Los ricos empezaron a danzar todos juntos mientras que Dikwagiteraai se quedó en un rincón. Hi-wat no se movió. Cuando los cánticos y las danzas de los ricos cesaron, Dikagitera se alzó y se puso a cantar y bailar. Sus movimientos armoniosos hicieron que Hi-wat se levantara y fuera a bailar con él. Los ricos, avergonzados por haber sido vencidos, corrieron a la barca y escaparon. Dikwagiterai también corrió a la playa.
-¿Por qué me abandonáis? -gritó cuando vio que se alejaban sin él.
Su pregunta no tuvo respuesta. Se quedó para siempre en la isla de Shure donde se casó con Hi-wat. Cuando el Gran Soberano murió, Dikwagiterai le sucedió y, desde entonces mandó sobre todas las olas y animales del océano. Los hombres de la costa aprendieron a adorarle para que les protegiera de cualquier peligro del mar.
Comentarios
Publicar un comentario