Cuentos infantiles y juveniles "ENTRA Y LEEME"

Nu'u según los hawaianos, fue el único superviviente del diluvio que envió a la tierra el dios creador Kane.  En una ocasión Kane se enfadó tanto con los seres humanos que arrasó a la mayoría desencadenando un gran diluvio.  Aunque el dios creador ya se había retirado de la tierra y había introducido la muerte, seguía irritado por la ingratitud de los hombres.  Incapaz de seguir soportando la situación, agitó las nubes hasta provocar una gran tormenta que sumergió las islas de Hawaii. Sólo el devoto Nu'u escapó del diluvio en una gran barca que tenía una casa encima.  Nu'u vio tierra seca en la cumbre de una montaña y sacrificó comida y bebida en honor de los cielos.  Entonces Kane descendió en el arco iris y se disculpó con el buen hombre.  Kane creía que la vida era sagrada y jamás recibió sacrificios humanos.

En la comarca de Eel River, una gota de rocío como las que cualquiera podemos ver, en cualquier mañana de verano sobre las hojas. Tony Beaver tramaba por entonces hacer algo grande y temerario. Quizás no hubiera sido tan imprudente si en el campamento no reinara un ambiente raro, hablando unos mal de otros, sin ninguna razón. -Tengo que hacer algo que los saque de sus casillas -pensaba Tony y se fue al bosque. Al amanecer, solo en lo alto de una colina, le sorprendió un guiño de una gota de rocío que estaba en una mata de musgo. Tony guiñó un ojo también a la gota. En aquél instante sintió, que algo le gritaba desde dentro: -¡Mírala, mírala! La miró y en ella vio un mundo de cosas, como si fuera el centro de la creación y conociera sus secretos. Los pájaros empezaron a cantar al Sol, que salía. Tony temió que la gota desapareciera y la tapó con hojas y musgo. Miró alrededor a todas las gotas de rocío, que se fundían al sol, y creyó oír que le gritaban: -¡Hermano, hermano!

Estaba durmiendo un león, en la falda de una montaña, los ratones andaban jugando hasta que casualmente, llegó uno hasta él, saltando sobre el león, hasta que lo cogió.  El ratón, al sentirse preso, suplicaba al león que tuviese misericordia de él, pues no se había equivocado por maldad sino por ignorancia, por lo que le pedía humildemente perdón. El león, viendo que no era digno de él tomar venganza de aquel ratón, por ser animal tan pequeño, le dejó ir sin hacerle daño.  Poco tiempo después el león cayó en una red, y viéndose enlazado, comenzó a dar grandes rugidos. Le oyó el ratón y acudió al momento y viendo que el león estaba preso en la red, le dijo: -Señor, no os preocupéis, pues nada tenéis que temer.  Yo recuerdo el bien que recibí de ti, por lo cual, quiero devolvértelo. Y diciendo esto, comenzó a roer con sus dientes y rompiendo los ligamentos de la red desató al león. No se debe menospreciar y dañar al débil. 

En un reino, allá, en los confines de la tierra, vivía un zar muy poderoso, que tenía un valiente arquero, y este arquero tenía un corcel maravilloso. Un día fue el arquero de caza al bosque, montado en su maravilloso corcel.  Cabalgando por un ancho camino, encontró una pluma de oro del pájaro de fuego, que resplandece como el sol. -No cojas esa pluma -le advirtió el corcel-, porque si la coges, lo lamentarás. El arquero se quedó pensativo, sin saber si recoger o no la pluma.  Si la cogía y se la llevaba al zar, quizá obtuviera una buena recompensa.  ¿Y a quién no le halaga la benevolencia real? El arquero no siguió el consejo de su corcel.  Cogió la pluma del pájaro de fuego y se la ofreció al zar. -Gracias -dijo el zar-.  Ya que has conseguido una pluma, consígueme el pájaro entero.  Y si no lo haces, se encargará mi espada de arrancarte la cabeza. Llorando amargamente, el arquero fue a la cuadra donde estaba su corcel maravilloso. -¿Por qué lloras, mi amo? -Porque e

Imagen de  onehalf_onehalf  en  Pixabay QUISIERA SER TAN ALTA COMO LA LUNA, AY, AY, COMO LA LUNA COMO LA LUNA. PARA VER LOS SOLDADOS DE CATALUÑA, AY, AY DE CATALUÑA, DE CATALUÑA. DE CATALUÑA VENGO DE SERVIR AL REY, AY, AY, DE SERVIR AL REY DE SERVIR AL REY. Y TRAIGO LA LICENCIA DE MI CORONEL,  AY, AY, DE MI CORONEL DE MI CORONEL AL PASAR POR VALENCIA ME CORTÉ UN DEDO, AY, AY, ME CORTÉ UN DEDO ME CORTÉ UN DEDO. Y UNA VALENCIANITA ME DIO UN PAÑUELO, AY, AY, ME DIO UN PAÑUELO, ME DIO UN PAÑUELO. Imagen de  onehalf_onehalf  en  Pixabay PARA ATAR EL PAÑUELO ME DIO UNA CINTA, AY, AY, ME DIO UNA CINTA, ME DIO UNA CINTA. QUE VIVAS MUCHOS AÑOS, VALENCIANITA, AY, AY, VALENCIANITA, VALENCIANITA.

                  Hace mucho tiempo, asolaban la Tierra unos grandes gigantes aficionados a devorar niños.  Un día, el Coyote atravesaba un paraje rocoso cuando se topó con uno de ellos y decidió darle una lección por su crueldad. Convenció al monstruo, que era muy estúpido, de que le ayudara a construir un pabellón para baños de sudor, asegurándole que le haría tan ágil como él. Cuando el oscuro interior se llenó de vapor, el Coyote le dijo que iba a obrar un milagro, romperse una pata y curarla. Cogió una piedra y golpeó una pata despellejada de ciervo que había metido a escondidas en el pabellón, hasta que se rompió con un fuerte crujido.  El gigante tocó la pata rota y engañado, escuchó al Coyote, que escupió sobre ella y exclamó: "¡Cúrate, pierna!" El gigante tocó la verdadera pierna del Coyote y se quedó atónito al comprobar que estaba ilesa.  El Coyote se ofreció a repetir el milagro con la pierna del gigante, el monstruo accedió y se puso a gritar

Había un lobo que vivía en los carrascales de Sarsa, y llevaba algunos días que no encontraba nada para comer, cuando decidió bajar a Sarsa para entrar en el corral de María Juan Vallés, porque sabía que allí se criaban las gallinas más gordas de los alrededores. Iba de camino cuando se encontró a una zorra (raboseta) que también vivía por allí. -¿A dónde vas lobo? -le dijo la raboseta. -Voy a Sarsa, a coger alguna gallina si puedo, del corral de María Juan Vallés -le contestó el lobo. -Si, ya veo que tienes cada de hambre.  Yo también la tengo, pero las gallinas de María no son tan fáciles de coger, lo se por experiencia -le replicó la raboseta para que no bajase a buscarlas, ya que le disgustaba la idea del lobo y ella quería, como tenía por costumbre, quedarse con todo el gallinero para ella. -Yo sé donde cenaremos bien esta noche -continuó la raboseta. -¿Dónde? -preguntó el lobo. -¡En la balsa de Asba hay un queso grande, grande...  Es tan grande que no te