Cuentos infantiles y juveniles "ENTRA Y LEEME"

Las ranas que vivían libremente en las lagunas, donde más les gustaba, pidieron a grandes voces al dios Júpiter un rey, que con rigor frenase sus libertinas costumbres.  El dios Júpiter escuchó la petición y sonriendo, les echó un grueso leño. Las ranas oyendo el ruido que causó en el agua el pesado madero, huyeron espantadas, pero después una de ellas sacó poco a poco la cabeza para ver al nuevo rey, que al ver que era un madero, llamó a las demás, y perdiendo el miedo, se acercaron nadando. Después de saltar sobre el leño y llenarlo de lodo, pidieron a Júpiter otro rey, porque el que les había enviado, no valía para nada. Entonces Júpiter les envió una cigüeña que comenzó a comérselas una tras otra.  Viéndose las ranas, tratadas tan cruelmente, llamaron a grandes voces a Júpiter, pidiéndole que las socorriese y librase de aquel tirano, pero el dios les respondió: -Sufrid las consecuencias de vuestra importuna súplica; pues con tanto afán lo pedisteis, ese

Había una vez, dos hermanos, el uno rico y solo y el otro, pobre con esposa e hijos.  Un día fue el pobre a ver al rico y le dijo: -Hermano mío, dales hoy de comer a mis pobres hijos, porque no tenemos nada que llevarnos a la boca. -Hoy no puedo ocuparme de ti -contestó el hermano rico-.  Vendrán invitados de alto linaje, y la gente como vosotros no tiene nada que hacer con ellos. Llorando amargamente, el hermano pobre se fue entonces al río. -Si pesco algo -pensaba- mis hijos tendrán por lo menos una sopa. Nada más echar la red, sacó una vasija de barro y oyó una voz que decía: -Llévame a la orilla y rómpeme allí. El hermano pobre así lo hizo.  Al instante, salió de la vasija un joven desconocido que le dijo: -Hay aquí cerca un prado verde, en ese prado hay un abedul y entre las raíces de ese abedul una oca.  Córtale las raíces al abedul y llévate la oca a tu casa.  Ella te dará un huevo cada día, y uno será de oro y el otro de plata. El hermano fue

Canicas, mecas, bolas, bolines, pitos...en cada lugar se pueden llamar de maneras diferentes, para jugar, preferentemente en la tierra.   Se dejan caer las canicas en el número y en el orden que se haya estipulado.  Las tiradas se hacen desde el punto que convenga a los jugadores, pero siempre a la misma distancia de la base.  Cualquier canica tocada pasará a propiedad del jugador que consiguió el choque.  De no producirse éste, la canica quedará en el suelo, en espera de que sea alcanzada en alguna de las próximas jugadas

Una zorra iba todo los días a un corral a comer gallinas.  No había otra entrada que un boquete por donde apenas cabía la zorra, que siempre tenía la precaución de comer sólo dos gallinas cada vez que iba al corral, para no ponerse muy gorda y no poder salir.  Después que se comía una gallina, iba y probaba si podía salir por el boquete, antes de comerse otra.  Así iba y venía, probando para antes de no poder salir, irse a su cueva. El amo de las gallinas que veía la falta todos los días de dos gallinas se dijo: -La zorra me está comiendo las gallinas pero la voy a pillar. Se encuentra la zorra con el lobo, y éste le dice: -¡Hola, comadre zorra!  ¿De dónde viene usted tan de mañana? -¿De dónde voy a venir, compadre lobo? Vengo de comer gallina en un corral que hay aquí cerca.  Si quiere usted comer gallina hasta hartarse, venga usted conmigo esta noche y yo le llevaré al corral. El lobo le dijo que iría con ella y quedaron ir juntos por la noche.  Apenas hab

Había una vez tres hermanos, dos eran listos y el otro no.  Los hermanos listos marcharon a otras ciudades a realizar ciertas compras.  Antes de partir le dijeron a Emeliá: -Obedece a nuestras esposas y respétalas como se respeta a una madre.  Nosotros te compraremos una botas rojas, un kaftán rojo y una camisa roja. -Está bien.  Así lo haré. Los hermanos explicaron al bobo todos los trabajos que debía hacer mientras estuvieran ellos ausentes, y emprendieron la marcha.  Inmediatamente, el bobo se tumbó a descansar en el rellano de la estufa. -¿Qué haces ahí, so tonto? -se indignaron las cuñadas-.  Tus hermanos te han dicho que nos obedezcas y que tengas consideración con nosotras.  Y que si te portas bien, te traerán regalos.  Eso es lo que han dicho, y no, que estés tumbado sin hacer nada.  Trae unos cubos de agua por lo menos. El bobo agarró dos cubos y se fue al río.  Los llenó y, al sacarlos, vio que había caído un lucio en uno de ellos. "¡Gracias a Dios -pen

Establecido el orden de intervención, el primer jugador lanza el tejo a la casilla número uno.  Seguidamente, a pie cojuelo, entra en esa casilla y con el otro pie empuja el tejo a la casilla número dos.   Después a la casilla tres, a la cuatro...  Hasta terminar por la seis, desde la cual salen tejo y jugador.  Para no perder, el tejo ha de caer en la casilla correspondiente, no salirse de la rayuela y no detenerse encima de las líneas divisorias. También han de cumplirse estos otros requisitos: -No pisar las rayas -No apoyar los dos pies en el suelo. De ocurrir cualquiera de estos casos, el jugador cederá el turno.  Casi todas estas reglas tienen aplicación en las modalidades que existen de este juego. ZUERA (ZARAGOZA)

Un labrador, cerca de Astigarraga (País Vasco-España), tenía un caserío y muchas tierras, que le daban buen dinero. Era hombre trabajador, aunque muy avaricioso. Pasaba todo el día trabajando en los maizales o en los cuadros de la huerta, o segando hierba para formar montones a la puerta de los establos. Entre los vecinos tenía fama de avaro, aunque elogiaban su amor al trabajo. "Dinero ya tiene, pero muchos sudores le cuesta". Muchas noches le veían salir del caserío, coger la azada e ir al campo a trabajar. Murió este labrador y su viuda confió el cuidado de la tierra a un amigo de toda la vida. Éste era un hombre honrado, que por timidez nunca había conseguido llegar a más, y aceptó entrar al servicio de la viuda de su amigo. Queriendo imitar el modo de trabajar de su amigo, muchas noches salía a arar con los bueyes o a trabajar la tierra, incluso después de su jornada de trabajo. Una de esas noches en que trabajaba con los bueyes, con la luna llena en el cielo,