Cuentos infantiles y juveniles "ENTRA Y LEEME"

Había una vez, dos hermanos, el uno rico y solo y el otro, pobre con esposa e hijos.  Un día fue el pobre a ver al rico y le dijo: -Hermano mío, dales hoy de comer a mis pobres hijos, porque no tenemos nada que llevarnos a la boca. -Hoy no puedo ocuparme de ti -contestó el hermano rico-.  Vendrán invitados de alto linaje, y la gente como vosotros no tiene nada que hacer con ellos. Llorando amargamente, el hermano pobre se fue entonces al río. -Si pesco algo -pensaba- mis hijos tendrán por lo menos una sopa. Nada más echar la red, sacó una vasija de barro y oyó una voz que decía: -Llévame a la orilla y rómpeme allí. El hermano pobre así lo hizo.  Al instante, salió de la vasija un joven desconocido que le dijo: -Hay aquí cerca un prado verde, en ese prado hay un abedul y entre las raíces de ese abedul una oca.  Córtale las raíces al abedul y llévate la oca a tu casa.  Ella te dará un huevo cada día, y uno será de oro y el otro de plata. El hermano fue

Canicas, mecas, bolas, bolines, pitos...en cada lugar se pueden llamar de maneras diferentes, para jugar, preferentemente en la tierra.   Se dejan caer las canicas en el número y en el orden que se haya estipulado.  Las tiradas se hacen desde el punto que convenga a los jugadores, pero siempre a la misma distancia de la base.  Cualquier canica tocada pasará a propiedad del jugador que consiguió el choque.  De no producirse éste, la canica quedará en el suelo, en espera de que sea alcanzada en alguna de las próximas jugadas

Una zorra iba todo los días a un corral a comer gallinas.  No había otra entrada que un boquete por donde apenas cabía la zorra, que siempre tenía la precaución de comer sólo dos gallinas cada vez que iba al corral, para no ponerse muy gorda y no poder salir.  Después que se comía una gallina, iba y probaba si podía salir por el boquete, antes de comerse otra.  Así iba y venía, probando para antes de no poder salir, irse a su cueva. El amo de las gallinas que veía la falta todos los días de dos gallinas se dijo: -La zorra me está comiendo las gallinas pero la voy a pillar. Se encuentra la zorra con el lobo, y éste le dice: -¡Hola, comadre zorra!  ¿De dónde viene usted tan de mañana? -¿De dónde voy a venir, compadre lobo? Vengo de comer gallina en un corral que hay aquí cerca.  Si quiere usted comer gallina hasta hartarse, venga usted conmigo esta noche y yo le llevaré al corral. El lobo le dijo que iría con ella y quedaron ir juntos por la noche.  Apenas hab

Había una vez tres hermanos, dos eran listos y el otro no.  Los hermanos listos marcharon a otras ciudades a realizar ciertas compras.  Antes de partir le dijeron a Emeliá: -Obedece a nuestras esposas y respétalas como se respeta a una madre.  Nosotros te compraremos una botas rojas, un kaftán rojo y una camisa roja. -Está bien.  Así lo haré. Los hermanos explicaron al bobo todos los trabajos que debía hacer mientras estuvieran ellos ausentes, y emprendieron la marcha.  Inmediatamente, el bobo se tumbó a descansar en el rellano de la estufa. -¿Qué haces ahí, so tonto? -se indignaron las cuñadas-.  Tus hermanos te han dicho que nos obedezcas y que tengas consideración con nosotras.  Y que si te portas bien, te traerán regalos.  Eso es lo que han dicho, y no, que estés tumbado sin hacer nada.  Trae unos cubos de agua por lo menos. El bobo agarró dos cubos y se fue al río.  Los llenó y, al sacarlos, vio que había caído un lucio en uno de ellos. "¡Gracias a Dios -pen

Establecido el orden de intervención, el primer jugador lanza el tejo a la casilla número uno.  Seguidamente, a pie cojuelo, entra en esa casilla y con el otro pie empuja el tejo a la casilla número dos.   Después a la casilla tres, a la cuatro...  Hasta terminar por la seis, desde la cual salen tejo y jugador.  Para no perder, el tejo ha de caer en la casilla correspondiente, no salirse de la rayuela y no detenerse encima de las líneas divisorias. También han de cumplirse estos otros requisitos: -No pisar las rayas -No apoyar los dos pies en el suelo. De ocurrir cualquiera de estos casos, el jugador cederá el turno.  Casi todas estas reglas tienen aplicación en las modalidades que existen de este juego. ZUERA (ZARAGOZA)

Un labrador, cerca de Astigarraga (País Vasco-España), tenía un caserío y muchas tierras, que le daban buen dinero. Era hombre trabajador, aunque muy avaricioso. Pasaba todo el día trabajando en los maizales o en los cuadros de la huerta, o segando hierba para formar montones a la puerta de los establos. Entre los vecinos tenía fama de avaro, aunque elogiaban su amor al trabajo. "Dinero ya tiene, pero muchos sudores le cuesta". Muchas noches le veían salir del caserío, coger la azada e ir al campo a trabajar. Murió este labrador y su viuda confió el cuidado de la tierra a un amigo de toda la vida. Éste era un hombre honrado, que por timidez nunca había conseguido llegar a más, y aceptó entrar al servicio de la viuda de su amigo. Queriendo imitar el modo de trabajar de su amigo, muchas noches salía a arar con los bueyes o a trabajar la tierra, incluso después de su jornada de trabajo. Una de esas noches en que trabajaba con los bueyes, con la luna llena en el cielo,

Los jugadores se agrupan por parejas.  Desde un punto común y según un orden establecido previamente, el jugador a quien corresponda lanza su tejo hacia un círculo relativamente alejado.  A continuación el segundo jugador tira su tejo contra el tejo del primero.  De la misma manera proceden las otras parejas.  Efectuadas las tiradas que para que tengan validez los tejos han de golpearse, se miden las distancias (pies, palmos...) entre los dos tejos emparejados.   En la ronda siguiente ronda se invierten las jugadas, esto es, el niño que arrojó en segundo lugar lo hace ahora el primero.  De nuevo las consiguientes mediciones.  Gana aquella pareja que, sumadas sus dos medidas, consigue la mayor puntuación. MADRID

Imagen de  more photos boosty.to/victoria_art_music  en  Pixabay   En el suelo se dibuja un espacio en forma de botella.  En lo que sería el cuello se coloca el "burro".  Los jugadores en fila y detrás con la "madre" al frente.  Previamente se han acordado los nombres que los niños han de decir en el momento del salto, que pueden pertenecer a un colectivo (animales, árboles, colores, muebles...).   La "madre" salta primero, dice su nombre y cae dentro de la botella en un sitio del que ya no se mueve.  Prosiguen los demás en los saltos, proclamando sus respectivos nombres y cayendo en el punto en que de momento han de permanecer quietos.  Cuando han saltados todos, la madre los va nombrando.   Los niños, al oírse, dan un pequeño brinco sin salirse del recinto.  Mientras tanto el burro merodea alrededor de la botella, en espera de que la madre se mencione a sí misma, entonces se dispersarán todos.  Aquél que sea atrapado antes de salir de la botella se

En un lugar de Rusia, había un zar y una zarina que no tenían hijos.  El zar salió un día a cazar animales de pelo y aves de paso.  Estaba acalorado y tenía sed, cuando vio un pozo cerca de allí, fue hasta él, se inclinó para beber, pero el zar-oso le agarró de la barba. -Suéltame -rogó el zar. -Te soltaré si me das lo que hay en tu casa y tú no lo sabes. -Mejor será que te dé un rebaño de vacas. -No. No quiero un rebaño ni dos. -Entonces, llévate una yeguada. -No. Ni una yeguada ni dos.  Quiero lo que hay en tu casa y tú no lo sabes. El zar aceptó, liberó la barba y volvió a su casa.  Nada más entrar en palacio, se enteró de que su esposa había dado a luz dos mellizos; el príncipe Iván y la princesa María.  ¡Eso era lo que había en su casa sin que él lo supiera!  Se llevó las manos a la cabeza, llorando amargamente. -¿Por qué te afliges tanto? -preguntó la zarina. -¿Cómo no voy a afligirme?  Le he entregado al zar-oso mis propios hijos. -¿Cómo ha sido eso? El zar,

Los jugadores en cuclillas se alinean en dos filas enfrentadas.  Se acercan o se separan entre sí con pequeños saltos imitando a la rana.  Mientras saltan, hablan de esta manera: Comadrita la rana -¿Qué quiere usted? -¿Ha venido mi marido del monte? -Si, señora -¿Y qué le ha traído? -Un vestido -¿De qué color? -De verde limón. -¿Vamos a misa? -No tengo camisa -¿Vamos al sermón? -No tengo sayón Pues pon ropita y pon que el botijito no tiene tapón. UTRERA (SEVILLA)

Un jugador en el centro del terreno de juego  y con los ojos vendados, es la gallina ciega.  Preguntas, respuestas y órdenes se intercambiaran entre la gallina y el resto de los jugadores, que se encuentran dispersos a su alrededor. -Gallinita ciega, ¿qué se te ha perdido? -Una aguja y un dedal. -Pues da tres vueltas y lo encontrarás. Una, dos y tres. Y la del revés. Los jugadores agarrando a la gallina, le obligan a dar las tres vueltas con la del revés.  A partir de ellas, la gallina les persigue.  Los jugadores pueden tocarla pero la gallina, a quién toque, le sustituirá en el juego.

Un muchacho y una joven, que compartían una gran pasión por la jardinería contrajeron matrimonio. Vivían juntos y dichosos y su amor por las plantas sólo lo superaba el placer que encontraba cada uno en la compañía del otro. Al cabo de los años tuvieron un hijo que, afortunadamente, heredó el interés de sus padres por las plantas. Ya ancianos, murieron con escasos días de diferencia, cuando el hijo era todavía joven. El muchacho asumió la responsabilidad de cuidar el jardín, y lo hizo con el cuidado y la devoción que había aprendido de sus padres. En la primavera que siguió a la muerte de ambos, vio cada día dos mariposas en el jardín. Una noche, soñó que su madre y su padre paseaban por su amado jardín, observando detenidamente, aquellas plantas que tan bien conocían, para ver como crecían cuidadas por el joven. De repente, los dos ancianos se convirtieron en dos mariposas, pero prosiguieron su ronda por el jardín, posándose en las flores. Al día siguiente, el muchacho vi