Cuentos infantiles y juveniles "ENTRA Y LEEME"

  Imagen de  Rachealmarie  en  Pixabay   Una zorra cayó por descuido en un pozo, y sin poder subir de allí por ser algo alto el brocal (borde que rodea la boca de un pozo), llegó lun chivo sediento al mismo sitio: -¿Es el agua dulce y abundante? -le pregunto el chivo -Baja amigo, porque es tan buena que no me canso de beberla. Bajó el chivo, y al momento la raposa, saltando sobre él y sirviéndose de sus cuernos como escalera, salió del pozo, dejando en él, al chivo. No es de honrados procurar su provecho y utilidad causando la ruina de otros.

Imagen de  Thanks for your Like • donations welcome  en  Pixabay Un águila volaba tras una liebre para matarla, la cual, viendo que no podía escapar, pidió socorro a un escarabajo. Este la recibió y amparó, prometiendo defenderla.  Llegó en esto el águila buscando la liebre, y el escarabajo le dijo: -Te suplico que dejes a la liebre, pues se ha acogido a mi casa. El águila, menospreciando los ruegos y pequeñez del que le hablaba, pilló y mató a la liebre, viendo esto el escarabajo herido por la injuria, observó dónde el águila tenía su nido, y subiendo a él echó sus huevos abajo y los rompió. El águila, llena de angustia al ver sus huevos rotos, elevando el vuelo se presentó ante Júpiter, y le rogó le diese un lugar seguro para hacer su cría.  Júpiter, valorando propicia su súplica, le concedió que depositara los huevos en su regazo. El escarabajo supo lo que ocurría, e hizo una pelota de estiércol y volando con ella la dejó caer en el regazo de Júpiter, el cual, querie

Imagen de  David Mark  en  Pixabay   Una raposa llevó a su hijo a un lobo y le rogó que le enseñase a cazar.  El lobo aceptó, y la raposa le dejó el hijo y se volvió tranquila a su cueva. Una noche, tomando al discípulo, s fue a unos corrales de ovejas para robar alguna, pero los perros lo descubrieron y tuvo que huir.  Al amanecer subió a lo alto de un monte y dijo a su discípulo: -Ya sabes que anoche fuimos al corral de las ovejas y que trabajé mucho, pero en vano; ahora estoy algo cansado, vela tú un poco mientras yo duermo, y cuando salgan las bestias del lugar a pacer, me despertarás para ver si puedo pillar alguna. Se durmió el lobo y a la madrugada le despertó el discípulo.  El lobo le dijo: -¿Qué quieres? -Mira que ya salen las vacas a pacer.  -No quiero tomar ninguna de ellas -dijo el lobo- porque los pastores que las guardan son fuertes, y los mastines que traen malos y bravos, y en cuanto me sientan, ladrarán y me perseguirán hasta matarme. Dicho esto se vol

Imagen de  Andar Moon  en  Pixabay   Un hombre rico tenía una manada de ovejas y un perro para su defensa, pero este hombre era tan avaro que no daba de comer al perro. Un día se encontró con un lobo que le dijo: -¡Qué flaco estás!  Bien sé que no engordas porque tu amo es muy avariento y mezquino; pero, si quieres, yo te daré un consejo y comerás bien. -Dime como, que yo lo estimaré mucho. -respondió el perro. -Mi consejo es, que me dejes entrar todos los días en la manada de los corderos y tomaré uno de ellos; tú me seguirás corriendo un largo trecho, pero al fin fingirás que estás cansado y que te caes de flaqueza.  Los pastores viendo esto dirán que, ciertamente, si estuvieras bien mantenido, habrías tenido fuerza para seguir al lobo, y no dudo que te mejorarán la ración. -aconsejó el lobo. Le pareció bien este consejo al perro y acordaron hacerlo así.  Entró pues, el lobo en la manada, tomó un carnero y se escapó con él, y el perro siguió tras el lobo, se dejó caer e

Imagen de  Christel SAGNIEZ  en  Pixabay   Cierto día, se levantó un lobo muy de mañana, vio una señal favorable y dijo: -Esto es de muy buen agüero.  Doy gracias a los cielos, pues hoy me hartaré a mi gusto.  -Así, pues, se fue muy contento a buscar aventuras. Halló en el camino mucha manteca de cerdo, que se había caído a unos arrieros, y volviéndola y revolviéndola, la olió muchas veces y dijo: -No comeré hoy de ti, porque sueles descomponerme el vientre, y estoy seguro que hoy tendré mejor comida, según el pronóstico de esta mañana.  Un poco más adelante halló una lonja de tocino salado y seco, oliendo el cual dijo: -No comeré hoy de ti, pues estoy seguro que hallaré cosa mejor. Bajando después a un valle halló una yegua con su hijo y dijo para sí "Gracias al cielo, ya sabía yo que hoy había de hartarme de buena comida",  Llegando a la yegua le dijo: -Vengo muy  cansado, tengo hambre y me habrás de dar a tu hijo, para que lo coma. -Haz lo que gustares,

Imagen de  karosieben  en  Pixabay   Un labrador anciano tenía varios hijos jóvenes que se llevaban mal entre sí, sin que fueran suficientes los esfuerzos de los padres para cambiar la situación.  Un día les congregó a todos y mandó traer una porción de varas y haciendo con ellas un haz, les preguntó cuál de ellos se atrevía a romperlo.  Uno tras otro, todos se esforzaron para lograrlo, pero ninguno pudo conseguirlo. Entonces el padre desató el haz y tomando las varas una a una les mostró cuál fácilmente que se partían, y enseguida les dijo: -De esta manera, hijos míos, si estáis todos unidos nadie podrá venceros; pero si estáis divididos y enemistados el primero que quiera haceros mal o perderá. La unión hace fuertes a los débiles y la división hace débiles a los fuertes.

Imagen de  yassineexo  en  Pixabay   Un labrador que iba a sembrar, pisó en el camino una culebra, que le dijo: -Mal hombre, ¿por qué me has pisado si yo, no te había hecho daño ? El labrador se hizo el desentendido y continuó su camino.  El año siguiente yendo el labrador por la misma senda, le habló la culebra otra vez, y le dijo: -¿Dónde vas amigo? -A sembrar el campo -le contestó el labrador. -No siembres en tierra de regadío -le dijo la culebra- porque este año será de muchas aguas y ahogará la semilla, pero tú no creas a quien hiciste mal. El labrador se fue pensando que le engañaba y sembró en tierra de regadío.  En efecto hubo aquel año muchas lluvias y se perdieron los trigos, y no cogió aquel hombre cosa alguna. Al año siguiente, pasando el labrador por el mismo camino para sembrar el campo, le preguntó la culebra dónde iba, y el , le respondió que a sembrar, le dijo la culebra que no sembrase en lugar seco, porque aquel año habría gran sequedad y se perdería c

Imagen de  Pexels  en  Pixabay   Un dragón habitaba en un río, pero como menguaba el agua, quedó en seco entre las arenas. Pasaba por allí cerca un hombre con un borrico al que rogó el dragón que lo llevase a su madriguera, y él, le  pagaría con mucho oro y plata. El hombre, movido por la codicia, tomó al dragón, lo ató sobre su borrico y lo condujo a la madriguera: llegando allí le desató, le dejó en libertad y le pidió el oro y la plata que le había prometido.  Entonces le dijo el dragón: -¿Cómo por haberme atado me pides oro y plata en recompensa? -¿No me rogaste que te atase? -replicó el hombre. -No hablemos de eso -repuso el dragón- lo que hay es que voy a devorarte porque tengo hambre. -Según eso -repuso el hombre- me quieres pagar mal por bien. En esto acertó a pasar por allí una raposa, que había oído los gritos y les dijo: -¿Qué cosa es esa por la que tanto reñís? -Este hombre me ató muy fuertemente, poniéndome sobre un borrico, me trajo hasta aquí y ahora m

Imagen de  Marion Streiff  en  Pixabay   Un pequeño lechón vivía en una manada de puercos, pero indignado de que lo menospreciaran, andaba entre sus compañeros echando bravatas, gruñendo y enseñando sus colmillos, pensando de esta manera espantarlos a todos, pero lleno de enojo al ver que no hacían caso de él, determinó salir de allí y cambiar de domicilio. Se fue por la montaña y vino  a parar a una manada de corderos.  Allí empezó a gruñir y a enseñar sus dientes.  Al verlo los corderos empezaron a huir atemorizados.  El lechón, creyendo que le temían y respetaban, se decidió a quedarse allí, Al cabo de algunos días vino un lobo, y viéndole los corderos se escaparon por entre las peñas; pero el lechón pensando que los corderos le defenderían, no quiso huir, y así le pilló el lobo y se lo llevó: corriendo con él pasó por casualidad por la manada de puercos de donde se había salido el lechón que, viéndolos, les pedía socorro a grandes voces. Conociéndole los puerc

Imagen de  Viveka Rosin  en  Pixabay Estaban los carneros, todos juntos en una manada, cuando vieron que entraba el carnicero, hicieron como que no lo veían, disimulando.  Tomó el carnicero uno de ellos y lo mató, pero ni por esto se dieron por entendidos, solamente decían entre ellos, a este le tocó, y a mi no, dejemos que se lleve a quien quiera. El carnicero fue así tomando uno tras otro y matándolos, hasta que finalmente llegó al último, el cual le dijo: -Justamente somos degollados por ti uno a uno, porque al principio no cuidamos de defendernos y conservar nuestras vidas. El que no se defiende a tiempo, y ayuda a su compañero, tendrá la misma suerte, pues con tiempo se debe remediar el peligro que se espera.

Imagen de  Please Don't sell My Artwork AS IS  en  Pixabay Se quejó el pavo real a la diosa Juno de que no le hubiese dado la voz del ruiseñor, cuyo canto era admirado por todos cuantos le oían, cuando el suyo causaba risa a todos. La diosa por consolarle le dijo: -Es verdad que el ruiseñor canta mejor, pero en cambio tú le aventajas en hermosura y tamaño; los brillos de la esmeralda resplandecen en tu cuello, y con las matizadas plumas de tu cola formas una rueda de perlas.  -¿Pero de qué me sirve -replicó el pavo- esta belleza muda, si el ruiseñor me excede en la voz? -A vosotros -respondió la diosa- se os repartieron las propiedades al arbitrio de los Hados.  A ti, la hermosura, al águila la fuerza, al ruiseñor la melodía, al gallo el señalar las horas y todos están contentos con los suyo.  Conténtate pues, con lo que te ha tocado en suerte.

Imagen de  Briam Cute  en  Pixabay Huyendo una zorra de los cazadores, se vio perdida cuando encontró a un leñador a quien rogó que la ocultara en cualquier parte, y éste, mostrándole su choza le dijo que entrase en ella.  La zorra lo hizo al momento, y allí se ocultó. Llegaron los cazadores  preguntaron al leñador por la zorra; este les respondió que no la había visto, pero al mismo tiempo que decía esto, les señalaba con las manos y la mirada el sitio en que aquella se hallaba oculta. Los cazadores no entendieron sus señas y se fueron, y la zorra, después que les sintió irse, salió de su escondrijo y pasó por delante del leñador sin decirle palabra. -¿Cómo es esto? -le dijo él- ¿Te he salvado la vida y ni siquiera me das las gracias? -Ay, amigo -respondió la zorra- si tu mano, tus ademanes y tus obras fuesen tan buenas como tus palabras, seguramente merecerías que te las diese. Quien mezcla las obras buenas con las malas, hace mal siempre.

Imagen de  Clker-Free-Vector-Images  en  Pixabay Una comadreja ya débil por la vejez, como no podía dar alcance a los ratones, se puso a acecharlos entre una porción de harina. Un ratón se acercó sin recelo y sorprendido por ello, pagó con la vida su falta de prudencia. Otro pereció de la misma suerte, y a este siguió un tercero.  Después de otros varios, vino también un ratón muy experimentado, que muchas veces se había escapado de las trampas ratoneras, y conociendo el truco  de su sagaz enemigo, dijo: -Por mi vida que aunque esté tan empolvada y cubierta de harina, te conozco. Es preciso estar siempre advertidos para no caer en las trampas del enemigo. A veces lo que no puede la fuerza lo alcanza el ingenio.