Había dos hermanitos, niño y niña, que vivían víctimas de las palabras duras y malos tratos de su madrastra. Ésta los aborrecía porque eran bien parecidos y, en cambio, su propia hija era fea, coja y, por añadidura, tuerta. Cansados de padecer, los dos hermanitos decidieron escaparse de casa y, aprovechando un descuido de la madrastra, huyeron de aquel hogar de malos recuerdos. Caminaron largas horas por caminos y senderos, y al llegar la noche, se encontraron a la entrada de un espeso bosque. Rendidos de hambre y fatiga, se acomodaron en el hueco de un viejo tronco. Al día siguiente continuaron su camino, pero como hacía mucho calor, sintieron sed. El niño dijo: -¡Corramos, hermanita, que oigo el murmullo de un arroyo! Cuando el niño se inclinó para beber, la niña se lo impidió, porque oyó que el agua murmuraba: -¡El que me beba quedará convertido en tigre! Continuaron su ruta y encontraron otro pequeño riachuelo. El niño se abalanzó ansioso sobre el agua, pero su hermanito lo ev